En el teatro Orpheum de Vancouver una joven atea inicia su conversión al escuchar por primera vez el Ave María

21 de mayo de 2021

Le llevó un tiempo reunir el valor, pero después de bastante oración y reflexión, se dirigió directamente a la Catedral del Santo Rosario. "Le pedí a Dios me diera el valor para dar el primer paso y convertirme en católica", recuerda.

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Hace dos años la joven atea canadiense Emma Larson viviría una particular experiencia que inició su camino de conversión. Ella no conocía nada de latín, pero algo había en esa poderosa y edificante canción que interpretaba el coro masculino Chor Leoni, al punto de emocionarla y captar toda su atención. Incluso después de que el espectáculo terminó y Emma abandonó el teatro Orpheum de Vancouver, esa composición siguió sonando en su mente. “Era el Ave María”, confidencia al Catholic Vancouver. “No tenía ni idea de lo que significaba, pero en ese momento, desde que la escuché, se me quedó grabada en la cabeza”.
 
Un día después buscó en Internet “Ave María” y descubrió su significado. Al haber crecido en un hogar ateo, Larson no tenía idea alguna de lo que era el Ave María y sabía poco del catolicismo. Pero la conmoción en su corazón le hizo querer volver a escuchar la canción y pronto buscó varias versiones en Internet.  Descubrió entonces un segundo himno católico: Ave Maris Stella. “Fue entonces cuando no pude contenerme. Era tan hermoso. Después de escucharlo, empecé a investigar más sobre el catolicismo. ¿De qué se trataba? ¿Por qué era tan hermosa esta música?”.


 
La pandemia del COVID-19 se desató poco después de ese impactante concierto y Emma se encontró con mucho tiempo libre para leer sobre el catolicismo. Empezó con el Rosario y pronto se enteró de que había una catedral católica con el nombre de Santo Rosario en Vancouver.
 
Por esos días Larson se enfrentaba además a una crisis personal. Había terminado una relación afectiva y, como joven de veintitantos años, buscaba consuelo, un nuevo comienzo. El rosario abriría esa novedad existencial, como jamás podría haberlo imaginado… “Me encantó aprender sobre el Rosario y los diferentes misterios. En particular sobre los Misterios Dolorosos, cómo Cristo soportó ese dolor y sufrimiento inimaginable por nosotros. Todo lo relacionado con el catolicismo me sonaba realmente a verdad”, dice Emma.
 
Un día, descubrió en YouTube el canal de la Catedral del Santo Rosario y presenció la misa por primera vez. Aunque “no entendía la misa ni nada”, le atrajo “inmediatamente” y luego empezó a “leer sobre la historia del cristianismo” descubriendo que “la misa y las menciones a María, faltaban en otras tradiciones”.
 
Le llevó un tiempo reunir el valor, pero después de bastante oración y reflexión, se dirigió directamente a la Catedral del Santo Rosario. “Le pedí a Dios me diera el valor para dar el primer paso y convertirme en católica”, recuerda.
 
Fue reflexionando sobre el “sí” de María a llevar a Jesús en su vientre que Emma pudo dar el paso. “Siempre me ha llamado la atención el hecho de que ella estuviera asustada e insegura de lo que le decía el ángel, y el modo en que ella dijo: «hágase en mí según tu palabra», me dio mucho valor, el hecho de que dijera sí a Dios sin saber cómo iba a resultar”.
 
Emma Larson envió un correo electrónico a un sacerdote de la catedral para decirle que le gustaba rezar el Rosario y que anhelaba hacerse católica. En septiembre de 2020, entró en el programa del Rito de Iniciación Cristiana para Adultos en la Catedral del Santo Rosario. Dirigido por el diácono Richard Chau, el programa se llevó a cabo completamente en línea. “No tengo a nadie católico en mi familia y me sentí un poco abrumada. Recuerdo haber pensado que era un cambio tan grande en mi vida, el pasar de no haber sido educada en la religión a vivir activamente como católica. Pero cuando sentía que sería demasiado duro y tenía esas dudas, descubrí algo más sobre María y esto me hacía avanzar”.


 
El reciente mes de abril, en una pequeña ceremonia privada en la Catedral del Santo Rosario, Emma Larson fue bautizada como católica. “Desde que me convertí al catolicismo se ha profundizado la relación con mi madre. Hablar de Dios con mi familia es más de lo que podía haber soñado”.
 
Emma espera el día en que pueda asistir a misa en persona, reunirse con otros jóvenes católicos y ser voluntaria en una de las parroquias católicas de su barrio. Mientras tanto, participa en misas transmitidas en directo, ve contenidos católicos informativos en línea, lee libros de oraciones y, no es de extrañar, reza el Rosario todos los días. “No sé qué haría sin él”, confidencia.
 



 

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