Asesinan en El Salvador a Rector del Seminario: "La sangre inocente de un buen sacerdote sigue irrigando la tierra"

08 de agosto de 2020

La tierra donde se ha regado la sangre mártir de Oscar Arnulfo Romero, nuevamente "se tiñe de sangre inocente", denuncia el comunicado de la Iglesia Salvadoreña.

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En un comunicado, la diócesis de Zacatecoluca de El Salvador lamenta el trágico deceso del padre Ricardo Antonio Cortez, a quien define “hombre bueno, afable entregado a su grey y muy dedicado a la formación y enseñanza de los seminaristas y a los fieles que atendía”. “Por eso – se lee - nos parece inexplicable este execrable crimen contra su persona”. 
 
“La sangre inocente de un buen sacerdote sigue irrigando la tierra salvadoreña, en este año martirial, por los 40 años del martirio de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Fray Cosme Spessotto y las 4 hermanas laicas norteamericanas. Nuevamente, nuestra Diócesis se tiñe de sangre inocente, de un buen pastor entregado a sus ovejas.” 
 
El cadáver de Cortez, rector y docente del Seminario Mayor Oscar Arnulfo Romero, fue encontrado en la sureña carretera Litoral, donde fue interceptado y acribillado. Según las primeras investigaciones, el religioso fue interceptado en el kilómetro 80 cuando se dirigía hacia Santiago de María, en Usulután, donde era director y docente de filosofía del seminario de la localidad. 
 
El crimen ocurrió, durante las primeras horas de la mañana de este viernes, dijeron las autoridades. “Al parecer el padre fue interceptado y luego obligado a bajar del vehículo, que le había sido asignado por la iglesia, para dispararle, posteriormente el cuerpo fue arrastrado hasta dejarlo entre la maleza a un costado de la carretera”, apuntó un agente de la Policía, según informa el diario local El Salvador. 



Según el padre Felipe López, sacerdote de la catedral de Zacatecoluca, su compañero y amigo viajaba desde Olocuilta hasta Santiago de María donde ejercía como director y docente de filosofía en el seminario de dicha localidad. 
 
“Ayer estuvo dirigiendo los actos litúrgicos en la parroquia de San Francisco Chinamequita, en Olocuilta, creemos que durante la madrugada de hoy se desplazó desde allá con destino al seminario”, detalló el padre López. 
 
El “Padre Ricardito” deja un gran vacío 
 
Afectuoso y conmovido, el padre Rafael Sánchez, sacerdote de la Diócesis de Zacatecoluca, residente en Italia desde hace cuatro años, ante los micrófonos de Vatican Newshabla de las virtudes del padre Ricardo Cortéz, con quien compartió años de trabajo pastoral en El Salvador: 
 
Me uno a lo ya expresado por mi Obispo, Monseñor Bolaños, cuando dice que era un “hombre afable entregado a su Grey”, también entregado a la formación de los seminaristas, de los futuros pastores. Puedo agregar que era un hombre de verdad muy alegre, ameno en las conversaciones, muy cercano, muy sensible a los pobres, muy amigable. Le gustaba mucho participar en nuestros encuentros fraternos como sacerdotes.  Y por supuesto, estaba siempre pendiente de los jóvenes en el seminario. Él era parte del equipo de la pastoral vocacional de mi diócesis y, por tanto, tenía esa sensibilidad de acompañar el caminar de los jóvenes. 



El padre Ricardo era un hombre también muy inteligente, formado. Había hecho su licenciatura en filosofía en la Universidad Lateranense, entre los años 2006 y 2008 en Roma y, por lo tanto, vivió en la parroquia de Mandela, donde ahora yo estoy trabajando en la diócesis de Tivoli, en las afueras de Roma, aquí en Italia.  El padre Ricardo trabajó aquí un par de años en la pastoral en esta parroquia.  Luego regresó a El Salvador en el 2008, incorporándose al trabajo formativo en el seminario.  Estuvo como formador desde el 2010. Llevaba ya casi 10 años como formador en el seminario de filosofía. En los últimos 3 años le habían dado ya la tarea de ser rector del seminario. Por tanto, podemos decir que era un hombre que había dejado una gran huella en nuestra Diócesis, en las generaciones de jóvenes que se estaban formando como sacerdotes y en las parroquias donde él colaboró en la pastoral. 
 
El padre Ricardo había sido ordenado sacerdote el 29 de mayo del 2004. Llevaba 16 años como sacerdote. Había trabajado como párroco en una parroquia muy pobre de nuestra diócesis antes de venir a estudiar a Roma su licenciatura en filosofía. Y luego, cuando regresó a El Salvador se dedicó casi totalmente a la formación en el seminario como formador y también como profesor.  Estando en esa etapa de formador, había colaborado pastoralmente con muchas parroquias. En mi parroquia, donde yo estuve desde el 2013 al 2016, colaboramos juntos durante 3 años completos y allí logramos también hacer proyecciones pastorales juntos: él, siendo filósofo era muy perspicaz en su modo de entender los procesos pastorales e insistía mucho en buscar siempre la verdad de la conversión, en la transformación de nuestra realidad, en dar el sentido verdadero a todo lo que hacíamos. Era un hombre muy propositivo a nivel pastoral, a nivel espiritual y puedo dar testimonio también de que era un excelente director espiritual, porque cuando conversaba con las personas era muy atento, le gustaba de verdad profundizar en el misterio de la persona humana, siendo un filósofo era muy atento a las palabras, a las ideas, a la historia de las personas. Deja un gran vacío el padre “Ricardito”, como nosotros siempre le decíamos, porque era bajito de estatura. 


El dolor por la pérdida de este querido sacerdote se une al dolor por muchos otros mártires de El Salvador…

 

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