Son amadas por Dios

Centro Madre Antonia, al encuentro de mujeres sometidas en la prostitución

12 de junio de 2015

Procuramos hablarles de Dios con nuestras acciones

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Con la esperanza de que mujeres sometidas en la prostitución conozcan a Dios, se liberen, sabiéndose dignas de su amor y alcancen una vida buena y digna, el Centro Madre Antonia –ubicado en Margil, núm. 15-A, col. Centro en Ciudad de México– trabaja desde hace más de cinco lustros yendo a su encuentro para llevarles palabras de aliento y ofrecerles los servicios de ayuda con los que cuentan. Sobre esta labor contra la trata, fundamentada en la fe y el amor, conversó la hermana Aurea Rentón, una de las religiosas que encabezan el servicio. 
 
El Centro Madre Antonia, dice, está dirigido por la hermana Carmen Ugarte, de las Oblatas del Santísimo Redentor, congregación a la que también ella pertenece, y en él actualmente labora una religiosa más, María Dolores Franco, de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús; también colaboran sacerdotes Misioneros Redentoristas y laicos voluntarios, quienes en conjunto hacen posible brindar la ayuda requerida por estas mujeres que padecen trata y prostitución. “Entre los servicios que ofrecemos están los de salud, gestión de documentos, académico, terapéutico, economía solidaria, orientación familiar, albergue temporal y estancia infantil”, comenta la hermana Aurea. 
 
Agrega que si bien el trabajo del Centro es arduo y complicado, en él se encuentran grandes satisfacciones, como el hecho de lograr que mujeres que no cuentan con documentos de identificación los obtengan. “Hay varias sin acta de nacimiento, lo cual es muy preocupante, porque eso significa que están condenadas a la clandestinidad; de manera que cuando los consiguen se les abren las puertas a la educación, empleo, a servicios de salud”. “Otra cosa alentadora –continúa narrando la hermana- es ver que se brindan apoyo entre ellas, como lo hicieron hace algún tiempo, cuando una falleció; se juntó entonces un grupo para hacerse cargo de lo necesario y contactar a alguien de su familia; aquí se le veló y se rezaron los rosarios”.
 
Entre las cosas que desmoralizan –puntualiza–, está el hecho de ver que son objeto de mucha violencia, sobre todo en la zona de La Merced, donde son maltratadas por sus padrotes (proxenetas, esclavistas), por efectivos de la Policía y por los propios clientes. A veces también entre ellas mismas se maltratan; esto es triste y luchamos porque no  ocurra.
 
La hermana Aurea Rentón explica que la labor del centro también consiste en hacer recorridos por calles de Mixcalco, San Pablo y Circunvalación, entre otras zonas donde se ejerce esta actividad, para platicar con las mujeres a fin de darles un pequeño mensaje escrito, con el número telefónico y la dirección del centro, así como una frase de optimismo o información de salud. “En un inicio, procuramos no hablarles de Dios con la boca, sino con nuestras acciones, pues en ellas existe cierta reserva a tocar el tema; pero poco a poco van descubriendo que Él las ama y comienzan a practicar la oración. Nos esforzamos para que ellas se sientan amadas por Dios, por hacerles saber que Él no Juzga, que Él ve el fondo del corazón, que Él sabe más que nadie lo que cada quien ha sufrido”.
 
Comenta que una de las complicaciones sucede porque algunas son desconfiadas y se cierran. “Ocurre cuando se sienten vigiladas por sus proxenetas, conocidos comúnmente como ‘padrotes’, pues tienen miedo de que las vayan a reprender. Particularmente nosotros, como centro, no hemos tenido problemas con ellos, pues lo que hacemos básicamente es brindar ayuda y acompañamiento a las mujeres. A veces se nos acercan algunos hombres disimuladamente para escuchar lo que les decimos, y entonces a ellos también les damos información sobre la labor del centro, a fin de que sepan que nuestro único interés es brindar ayuda a estas mujeres.
 
“Desde luego –explica la religiosa–, el objetivo final es que ellas algún día abandonen todo ese sub-mundo, pero esto requiere todo un proceso, pues la problemática de la mayoría es muy compleja, toda vez que son el sustento de su familia. Aquí les brindamos las herramientas para que, si es su decisión, puedan hacerlo, como ya lo han hecho varias”. 
 
 
 

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