Guillaume V. (al centro), dando testimonio en Costa de Marfil. Navidad 2012.

Una advocación en la que también el Papa confía...

Carga la cruz del divorcio rezando el rosario, sostenido por la Virgen "María Desatanudos"

06 de enero de 2017

Se bebía 30 cervezas al día. Hoy testimonia que Dios le está ayudando a rescatar su familia por mediación de la Santísima Virgen María. "Cuando se reza el rosario, el corazón de nuestra Madre María se abre completamente para darnos sus gracias".

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Guillaume Verhaeghe llegó a Costa de Marfil en 2007 para testimoniar  su confianza y gratitud a la Virgen María, bajo una advocación que entonces era prácticamente desconocida en todo el mundo: “María Desatanudos”…

Las primeras huellas de esta devoción las encontramos en Alemania. Luego, el entonces Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, la acogió en su Arquidiócesis y se confió a ella; así se haría mundialmente famosa cuando el cardenal fue elegido Papa.

Rescatado por la Virgen

Entrevistado por la revista francesa Chrétiens Guillaume recuerda que tanto él como sus cuatro hermanos fueron educados por su madre en la devoción a la Santísima Virgen María… “Pero al pasar la adolescencia, me convertí en un alcohólico”, reconoce, destacando que: “Bebía más de treinta latas de cerveza al día. Trabajaba para mi padre, quien estaba al límite de despedirme con una gran patada en el trasero. Esta situación no podía durar, así que decidí pedir a María que me librase de la adicción a la cerveza. Fui en peregrinación a San Damiano (un lugar de supuestas apariciones en el norte de Italia, luego rechazadas por el obispo local) y desde mi regreso hasta hoy no he vuelto a beber ni una gota de cerveza”.

Así, Guillaume comenzó a confiar en la mediación de la Madre de Dios, para las grandes decisiones. Salía con una chica que quería romper con él, que vacilaba. Logró convencerla para acudir juntos al mismo sitio a pedir consejo. La semana siguiente se separaron como amigos.

Entonces le hizo una promesa a la Virgen: acudir a rezar a sus pies durante nueve meses para que Dios le enviase una buena esposa. “Al tercer mes de mi novena conocí a mi futura esposa, al sexto mes nos comprometimos y al noveno mes nos casamos”, resume. Fueron bendecidos con tres hijos, pero también en esto intervino la oración, porque el segundo se hizo esperar cinco años desde el nacimiento del primogénito. Desesperados, en mayo de 2003 habían consagrado de nuevo a Nuestra Señora esa intención… y en marzo de 2004 llegó el segundo y en diciembre de 2005 el tercero.

Hoy, sin embargo, su matrimonio atraviesa una dura prueba; una espina en el corazón de Guillaume Verhaeghe: “Estoy casado ante Dios aunque no ante la ley de los hombres”, lamenta -sin precisar los motivos del divorcio-, en un diálogo que sostuvo el pasado mes de septiembre de 2016 en el programa De Clés pour vivre (Claves para vivir) de la emisora francesa Radio Présence, reproducido al español por Fundación Cari Filii. Allí narró cuán benéfica ha sido con él en este duro período, “María Desatanudos”…

Inmaculada Concepción de María que Desata los Nudos

En junio de 2005, justo durante el embarazo de su tercer hijo, Guillaume cuenta que cayó en una profunda depresión. Fue entonces cuando conoció la devoción María Que Desata los Nudos, a quien hizo una novena durante la cual reparó que nunca había perdonado a cierta persona que -en el pasado- no lo amó como él esperaba. Palpó en oración a María Que Desata los Nudos cómo esa falta de perdón era una llaga en su alma. Escribió entonces una simbólica carta de perdón a esa persona, ya fallecida; ese día en misa, tras comulgar, sintió que ese nudo espiritual y psicológico se desataba. La Virgen Desatanudos ganó aquel día un apóstol incansable, que dejó su trabajo en una empresa textil para emprender un negocio de venta de rosarios y objetos religiosos con el que difundir la devoción mariana.

En marzo de 2007 conoció en su casa de Lille (Francia) a un sacerdote costamarfileño, -Norbert Erik Abékan, párroco en Abidjan, la principal ciudad del país-, quien le invitó a dar unas conferencias allí y en Yamusukro, la capital. “Fue la primera vez en mi vida que hablé de la Virgen María ante miles de personas y en la radio”, recuerda: “Quedé conquistado por la amabilidad, el fervor y la fe de los marfileños, así que cuando volví a Francia diez días después no tenía otra idea en la cabeza que volver lo antes posible”.

Rezando con fe el rosario

Y lo ha hecho desde entonces por largos periodos, convencido de su misión: “No es fácil vivir lejos de mi esposa y de mis hijos. Pero cuando vuelvo a Francia para estar con ellos durante sus vacaciones escolares, vivimos momentos muy intensos”.

Mientras tanto, su trabajo en este país del golfo de Guinea da frutos, recorriendo una parroquia tras otra, siempre con gran acogida: “Por todas partes por donde paso la acogida es muy calurosa. Durante nueve días nos reunimos para rezar a la Virgen María confiándole un nudo, un problema, una dificultad que nos paraliza. Entonces, la Virgen María, que nos ama extraordinariamente, intercede por nosotros ante su Hijo para que nos libere de nuestros nudos, de nuestras cadenas. La gente acude numerosa a estas sesiones de oración. Como un niño que abre su corazón a su madre, también quieren abrir sus corazones a nuestra tierna Madre celestial y confiarle todas sus alegrías, todas sus penas”.

A lo largo de esos nueve días, dice Guillaume, se aprecia un cambio: “Al principio de las novenas los rostros están cerrados, llenos de tristeza y desesperación. A medida que avanzamos en la novena, se distienden. Los corazones se apaciguan, porque se abren al amor infinito de Dios. El último día es la apoteosis, con gritos de alegría y la tranquilidad en los corazones, como me llega con muchos testimonios. Dicen con toda sinceridad que han reencontrado la paz de corazón que perdieron mucho tiempo atrás“.

Conmueve la confianza y perseverancia en la oración que testimonia Guillaume. “El drama de nuestra sociedad es que quiere vivir sin Dios, que es nuestro Creador, que nos ha insuflado la vida y que por tanto debería ocupar el primer lugar en nuestro corazón. Sin embargo le dejamos un milímetro cuadrado, y únicamente nos volvemos hacia Él cuando no hay más remedio y renegamos de Él si no nos satisface al minuto siguiente”, denuncia.

Este hombre devoto de la Virgen María Desatanudos dice que ella es particularmente atenta en solucionar problemas matrimoniales y familiares, como en su caso. La clave, agrega Guillaume, es rezar con fe la oración predilecta de la Madre de Dios… “porque cuando se reza el rosario, el corazón de nuestra Madre María se abre completamente para darnos sus gracias”.

 

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