Una bella tradición de Adviento que algunos desconocen

24 de noviembre de 2017

La misa "Rorate" que se celebra tradicionalmente en la oscuridad, a luz de velas, justo antes del amanecer.

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Adviento, “cuando el alma se hace pesebre”, tiempo litúrgico que los fieles celebran desde las vísperas del domingo más cercano al 30 de noviembre y que finaliza justo antes de las vísperas de la Navidad.

El Adviento tiene una triple dimensión…

Histórica, en recuerdo, celebración y actualización del nacimiento de Jesucristo.
Presente, en la medida en que Jesús sigue naciendo en medio del mundo y a través de la liturgia los fieles celebran, de nuevo, su nacimiento.
Escatológica, en preparación y en espera de la segunda y definitiva venida de Jesucristo.
 
Para impregnarse de la fe y alegrar también el Sagrado Corazón de Jesús expresándole amor, la Iglesia propone a los fieles diversas devociones y también una particular liturgia, antigua tradición, a menudo olvidada, que hace aún más visible la riqueza espiritual del Adviento. Se trata de la llamada Misa “Rorate Caeli”. Esta misa votiva durante el Adviento en honor de la Santa Madre recibe su nombre de las primeras palabras del canto de apertura en latín, “Rorate caeli”, es decir “Derramad, oh cielos”.
 
La misa se celebra con más frecuencia en comunidades consagradas a la Forma Extraordinaria del Rito Romano (es decir, la “misa latina”), pero es también una opción para las parroquias que celebran la misa en la lengua vernácula.
 
Lo peculiar de esta celebración de la Eucaristía es que se celebra tradicionalmente a oscuras, con la única luz de las velas y justo antes del amanecer. El simbolismo de esta misa es abundante y es una expresión suprema de la temporada de Adviento. Primero de todo, ya que la misa se celebra normalmente justo antes del amanecer, los cálidos rayos del sol invernal van iluminando lentamente la iglesia. Si se mide correctamente, para el final de la misa toda la iglesia está ya inundada por la luz del nuevo día. Esto es reflejo del tema general del Adviento, un tiempo de expectativa y espera ansiosa por la llegada del Hijo de Dios, la Luz del Mundo.
 
En la Iglesia primitiva, Jesús era representado con frecuencia como Sol Invictus, el “Sol invicto”, y el 25 de diciembre era conocido en el mundo pagano como Dies Natalis Solis Invicti (Día del Nacimiento del Sol Invicto). San Agustín hace referencia a este simbolismo en uno de sus sermones: “Gocémonos, hermanos; alégrense y exulten los pueblos. Este día lo ha hecho sagrado para nosotros no el sol visible, sino su creador invisible, cuando una virgen madre, de sus entrañas fecundas y en la integridad de sus miembros, trajo al mundo hecho visible por nosotros, a su creador invisible”.
 

Conectado con este simbolismo está el hecho de que esta misa se celebra en honor de la Santísima Virgen María, a menudo tratada con el título de “Lucero del Alba”. Astronómicamente hablando, el “lucero del alba” es el planeta Venus y se ve con más claridad en el cielo justo antes del amanecer o después del ocaso. En ese momento es la “estrella” más brillante en el cielo y proclama o abre el camino al Sol. La Santa Madre es el auténtico “Lucero del Alba”, siempre señalando a su Hijo, y así la Misa “Rorate” recuerda el papel de María en la historia de la Salvación.
 
Por último, encontramos un hermoso destello de simbolismo en la costumbre de que todos los presentes sostengan velas encendidas a lo largo de la misa. Ciertamente, es una forma práctica de iluminar la iglesia, pero también simboliza la realidad de que la oscuridad es repelida por la unión de muchas luces individuales. De hecho, cuando todos juntos permitimos que brillen nuestras luces ante la humanidad, sin esconderlas bajo un cajón (Mt 5,15), somos capaces de iluminar el mundo y destruir sin problemas la oscuridad ante nosotros.
 
En definitiva, la Misa “Rorate” es una bella tradición en la Iglesia que nos ayuda a entrar en la temporada de Adviento. Por encima de todo nos ayuda a recordar y a reflexionar sobre una verdad central de nuestra fe: la oscuridad es una sombra pasajera y huye más rápidamente cuando ve una multitud de luces unidas anunciando el Dies Natalis Solis Invicti .

 

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