De las acusaciones a Francisco a aquellas contra Ratzinger

06 de enero de 2018

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Lo había dicho el filósofo Rocco Buttiglione, comentando la “correctio filialialis” que acusaba a Papa Francisco de propagar enseñanzas heréticas: en el origen de muchas críticas doctrinales contra el actual Pontífice existe una oposición también a sus predecesores y en último lugar al Concilio. Y ahora esta constatación encuentra nuevas confirmaciones en un libro firmado por Enrico Maria Radaelli que critica duramente el pensamiento teológico de Joseph Ratzinger y su obra fundamental “Introducción al cristianismo” con el aval del teólogo Antonio Livi, docente de la Lateranense y uno de los firmantes de la “correctio”. 
 
“Non conozco todos los firmantes de la correctio – había dicho el pasado octubre Buttiglione -. De los que conozco yo, algunos son lefebvrianos. Estaban contra el Concilio, contra Pablo VI, contra Juan Pablo II, contra Benedito XVI y ahora están contra Papa Francisco... Alguno afirma públicamente que la desviación de la Iglesia inicia con León XIII y la encíclica 'Au milieu des sollicitudes' con la que León XIII ha traicionado la alianza del trono y del altar y ha renunciado al principio del derecho divino de los reyes... se busca aislar al Papa Francisco poniéndole contra sus predecesores pero estos adversarios son también los adversarios de sus predecesores”. 

Radaelli es alumno e intérprete de Romano Amerio, el autor del libro “Iota Unum. Estudio de las variaciones de la Iglesia Católica en el siglo XX”, en el cual se sostenía la presencia del “modernismo teológico” en la constitución conciliar Gaudium et spes y en otros textos del Vaticano II. Su libro – “Al cuore di Ratzinger. Al cuore del mondo” (Edizioni Pro-manuscripto Aurea Domus) - propone “rebatir una por una las enseñanzas” de Ratzinger “a partir de su método histórico”, enseñanzas que “considera profundamente erróneas, peligrosas para la fe como solo una síntesis de las doctrinas modernistas pueden ser”. 
 
El volumen se propone “convencer al antiguo profesor, después Papa, ahora de nuevo cardenal, a repudiar públicamente, lo antes posible y completamente” todos los conceptos “impropios” de su “Introducción al cristianismo” que “infectan las páginas, antes de que, para él se entiende, sea demasiado tarde”. Y quiere “demostrar al mayor número de lectores posible, ser falsas y engañosas una por una y todas juntas las doctrinas enseñadas, en modo de contribuir para que la Iglesia vuelva a la solidez de la fe de siempre”. 

A acreditar con su introducción el libro de Radaelli es Antonio Livi, docente de la Pontifica Universidad Lateranense, firmante del documento que acusa de herejía al Papa Francisco. Livi escribe: “Creo que es indispensable, en la actual coyuntura teológico-pastoral, tener en cuenta lo que ha demostrado plenamente Enrico Maria Radaelli en su último trabajo, a saber, esa hegemonía (antes y después de la ley) de la teología progresista en las estructuras del magisterio y de gobierno de la Iglesia Católica se debe también y quizás sobre todo a las enseñanzas de Joseph Ratzinger profesor, que nunca han sido negadas ni superadas por Joseph Ratzinger obispo, cardenal y papa”. 

Radaelli, de acuerdo con Livi, sostiene que “la teología que Ratzinger ha siempre profesado y que se encuentra en todos sus escritos, incluso los firmados como Benedicto XVI (los tres libros sobre “Jesús de Nazaret” y dieciséis volúmenes de “Enseñanzas”) ... es una teología inmanentista en la que todos los términos tradicionales del dogma católico permanecen lingüísticamente inalterados pero su comprensión cambia: se dejan de lado porque son considerados incomprensibles los esquemas conceptuales de las Escrituras, de los Padres y del Magisterio... los dogmas de la fe son interpretados de nuevo con los esquemas conceptuales típicos del subjetivismo moderno (del trascendental Kant al idealismo dialéctico de Hegel)”.
 
“A pagar las consecuencias - escribe Livi en la introducción - es sobre todo la noción básica del cristianismo, la de la fe en la revelación de los misterios sobrenaturales por Dios, es decir, la “fides qua creditur”. Esta noción resulta irremediablemente deformada, en la teología de Ratzinger, por la adopción del esquema kantiano de la imposibilidad de un conocimiento metafísico de Dios, con el consiguiente recurso a los “postulados de la razón práctica”, que implica la negación de las premisas racionales de la fe y la sustitución de las “razones para creer” ... con la única “voluntad de creer”, que fue teorizada por la filosofía de la religión pragmática”
 
“Ratzinger –continúa Livi-- ha sostenido siempre, incluso en los discursos más recientes, que el acto de fe del cristianismo tiene como su objetivo específico, no los misterios revelados por Cristo sino la misma persona de Cristo, conocido en la Escritura y en la liturgia de la Iglesia. Pero es un conocimiento incierto y contradictorio, demasiado débil para resistir a la crítica del pensamiento contemporáneo. Tanto que la teología de hoy, según Ratzinger, no consigue habar de la fe si no es en términos ambiguos y contradictorios”.  
 
“La realidad es que la teología neomodernista – concluye Livi - con su evidente deriva herética ha asumido gradualmente un papel hegemónico en la Iglesia (en los seminarios, en los Ateneos pontificios, en las comisiones doctrinales de las Conferencias episcopales, en los Dicasterios de la Santa Sede), y desde estas posiciones de poder ha influido sobre las temáticas y el lenguaje de las diferentes expresiones del magisterio eclesiástico, y esta influencia se nota (en grado diverso, naturalmente) en todos los documentos del Vaticano II y muchas enseñanzas de los Papas del post-concilio. Los Papas de este periodo han estado todos condicionados, de una manera o de otra, por esta hegemonía”. 
 
El libro de Radaelli pone en un único hilo conductor a Joseph Ratzinger, al cardenal Carlo Maria Martini y al Papa Francisco (el párrafo 33 del libro se titula “Si el herético palíndromo conjeturado en 1967 por el profesor Tubinga (Ratzinger, ndr.), confirmado y perfeccionado en 1988 por un cardenal de Milán (Martini, ndr.), sintetizado finalmente en 2015 por el Papa Francisco, aniquila toda la Iglesia...”). Mientras el párrafo 46 del mismo apunta al Vaticano II y significativamente afirma que “la sociedad líquida nace de una “Iglesia líquida”, es decir, “pastoral”, es decir, hipodogmática, nacida de un Concilio “líquido”, es decir “pastoral”, es decir hipodogmático”. Confirmando así que estas corrientes de pensamiento unidas a un cierto tradicionalismo consideran la secularización una consecuencia directa del Concilio y de aquella “teología progresista” que tiene como exponentes Karl Rahner (elogiado por Juan Pablo II por sus 80 años), Henri de Lubac y Hans Urs von Balthasar (ambos nombrados cardenales por el mismo Papa Wojtyla, como destaca Livi en la introducción). 

 

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