Papa Francisco impacta al advertir el daño que causan los pastores de doble vida

09 de enero de 2018

"Es feo ver a pastores con una doble vida, es una herida en la Iglesia"

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El pastor que no cuida su cercanía a Dios en la oración pierde toda autoridad y cercanía con la gente; no puede llegar al corazón, ni conmoverse. El pastor que lleva una doble vida no solo hiere a la iglesia y al rebaño que se le confía, sino que se expone al duro juicio de Jesús. Son los ejes de reflexión que el Papa desplegó durante su homilía desde la Casa Santa Marta este segundo martes de enero 2018.
 
Ante las enseñanzas de los escribas, de los Doctores de la Ley, quienes parecía que “decían la verdad” –destacó el Pontífice –, la gente “pensaba en otra cosa”, porque lo que decían “no llegaba al corazón”; enseñaban “desde la cátedra y no se interesaban por la gente”. “En cambio – añadió el Vicario de Cristo – la enseñanza de Jesús provoca el asombro, un movimiento en el corazón”, porque lo que “da autoridad” es, precisamente, la cercanía. Y Jesús “tenía autoridad porque se acercaba a la gente”, comprendía sus problemas, sus dolores y sus pecados.
 
“Porque era cercano, comprendía. Acogía, curaba y enseñaba, con la cercanía. Lo que da autoridad a un pastor, o lo que despierta la autoridad que es dada por el Padre, es la cercanía: cercanía a Dios en la oración – un pastor que no reza, un pastor que no busca a Dios – ha perdido en parte la cercanía a la gente. El pastor separado de la gente no llega a la gente con el mensaje. Cercanía, esta doble cercanía. Ésta es la unción del pastor que se conmueve ante el don de Dios en la oración, y se puede conmover ante los pecados, ante los problemas, ante las enfermedades de la gente: conmueve al pastor”, recordó a todos los fieles el Pontífice.
 
Los escribas – prosiguió diciendo el Santo Padre – habían perdido la “capacidad” de conmoverse precisamente porque “no estaban cerca de la gente ni de Dios”. Y cuando se pierde esa cercanía – evidenció Francisco – “el pastor termina en una vida incoherente”.
 
“Jesús es claro en esto: ‘Hagan lo que dicen’ – dicen la verdad – ‘pero no lo que hacen’. La doble vida. Es feo ver pastores con doble vida: es una herida en la Iglesia. Los pastores enfermos, que han perdido la autoridad y van adelante en esta doble vida. Hay tantos modos de llevar adelante la doble vida: pero es doble… Y Jesús es muy severo con ellos. No sólo dice a la gente que los escuchen, sino que no hagan lo que hacen ellos. ¿Y a ellos qué les dice? ‘Ustedes son sepulcros blanqueados’: hermosos en la doctrina, vistos desde afuera. Pero por dentro, podredumbre. Así termina el pastor que no tiene cercanía a Dios en la oración y con la gente en la compasión”.
 
El Papa Francisco también se refirió a la Primera Lectura y volvió a proponer las figuras de Ana – que reza al Señor para tener un hijo varón – y la del sacerdote, el “viejo Elí”, que “era débil, que había perdido la cercanía a Dios y a la gente”: había pensado que Ana era una borracha, mientras ella, en cambio, estaba orando en su corazón, moviendo sólo los labios. Fue ella, en efecto, la que le explicó a Elí que estaba “apesadumbrada” y que hablaba “el exceso de su propio dolor y de su propia angustia”. Y mientras ella hablaba, Elí fue “capaz de acercarse a ese corazón”, hasta llegar a decirle que se fuera en paz: “Que el Dios de Israel te conceda lo que has pedido”.
 
El Santo Padre explicó al respecto que Elí se dio cuenta “de haberse equivocado” haciendo salir de su corazón “la bendición y la profecía”, porque después Ana se convirtió en la madre de Samuel.
 
“Yo diré a los pastores que han vivido su vida separados de Dios y del pueblo, de la gente: ‘No pierdan la esperanza. Siempre hay otra posibilidad. Para esto ha sido suficiente mirar, acercarse a una mujer, escucharla y despertar la autoridad para bendecir y profetizar; esa profecía ha sido hecha y el hijo le llegó a la mujer’. La autoridad: la autoridad, don de Dios. Sólo viene de Él. Y Jesús la da a los suyos. Autoridad al hablar, que viene de la cercanía a Dios y a la gente. Siempre ambas juntas. Autoridad que es coherencia, no doble vida. Es autoridad, y si un pastor la pierde, que al menos no pierda la esperanza, come Elí: siempre hay tiempo para acercarse y despertar la autoridad y la profecía”.

 

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