La calificaban como una ´bomba sexy´ y reconoce haber sido "fiel al príncipe del mundo que es Satán"

15 de junio de 2018

"Dios te pide obediencia, te pide fidelidad y uno cuando está en el mundo y absorto por el mundo no es fiel a Dios, es fiel al príncipe del mundo que es Satán"

Compartir en:



Aunque sufrió debido a que su padre era un hombre “mujeriego y para quien estaba primero la ‘pachanga’ que la familia”, vivió una niñez marcada por la bondad de su madre, cuenta a Portaluz la conocida actriz argentina Gisela Barreto, quien alguna vez fue calificada como ‘bomba sexy’ del espectáculo. “Mi madre, María del Rosario Ricotti, nació el día de la Virgen del Rosario y fue un ángel de luz. Eso fue lo bello de mi infancia, mi madre; el amor, la dulzura con que ella nos crió. Nos acercó y nos enseñó a rezarle a Dios, llevándonos a misa siempre”, explica Gisela. 
 
Nada más nacer cada uno de sus hermanos y ella misma, su madre los consagró a la Santísima Virgen: “María, no son míos, son tuyos”, decía la mujer. “Hoy creo que fue esto (ser consagrada a la Virgen) y las oraciones de mi madre, las que me hicieron regresar a Casa, a la Casa de Dios” confidencia la actriz argentina.
 
Aquél sueño infantil de llegar a ser azafata o profesora de gimnasia, quedó desplazado por las oportunidades que obtenía debido a su atractivo físico y una personalidad que se acomodaba a los estándares de imagen que buscaba la televisión. Tras ganar el concurso Miss Corrientes [provincia natal de Gisela], Miss Verano y varios otros, fue elegida Miss Argentina. Luego estudió actuación y fue captada para trabajar en televisión. “En el 2003 empecé a conducir programas hasta ahora. En el período 2014/2015 tras estudiar locución, me recibí también de locutora…”.
 
Mi decisión, mi libre albedrío
 
Ser rostro de la farándula argentina, portada de revistas, entrevistada por los medios, halagada por los hombres tentaba sus valores y se expuso, tal como ella misma lo confidencia: “Yo decidí ser una mujer sexy; y bueno, fue mi decisión, mi libre albedrío (…) O sea, yo nunca violenté mi moral. Estuve en el ambiente artístico, pero jamás hice concesión de ningún tipo para nadie, nunca (…) Mi error fue ser sexy, y al ser sexy, cualquier persona que te vea por internet, que te vea en la TV, en las revistas, sensual, le podés despertar cualquier tipo de deseos que son equívocos y estamos nosotros siendo motivo de pecado, eso fue así”.
 
Por años estuvo ciega a esta reflexión y juicio que hoy tiene de aquellos años. Su madre, dice, jamás dejó de implorar al Señor por ella. “¡Gracias Señor porque me rescataste!, gracias Señor por las oraciones de mi madre, gracias por la madre que me pusiste en la tierra, gracias”, reitera Gisela.
 
Yo estaba sumergida en ese lago de estiércol
 
El año 1999 fallece su madre y “murió dormidita, rezando, estaba rezando el Rosario, la encontró mi hermano con el Rosario en la mano”, destaca Gisela. Tras esta pérdida ella prosiguió viviendo como lo había hecho por años, hasta su punto de quiebre espiritual en la Semana Santa de 2010. Por entonces, recuerda, “estaba en pecado, saliendo con una persona que no debía…” y entonces en un momento de lucidez espiritual tuvo la certeza de su error. Casada sacramentalmente, separada de hecho, tenía novios “y no respetaba la castidad”, reconoce. Había vivido incluso yendo a misa, comulgando, “pero estaba en pecado y nunca confesé (…) Convivía con alguien y encima todavía no tenía nulidad matrimonial o sea era muy fuerte”.
 
Dolida, confusa, sintiendo su pecado, sin claridad de qué hacer, recordó a su madre, quien creía que la Virgen María se aparecía en Medjugorje y más de una vez le aconsejó recurrir a ella. Gisela viajó entonces a ese Santuario mariano en Bosnia Herzegovina.  Al ingresar en la parroquia del lugar, Santiago Apóstol, se arrodilló para orar y entonces “sentí olor a estiércol, abrí los ojos, mirando a ver quién estaba en la Iglesia (…) yo, de orgullosa, miraba quién olía así y cuando abro los ojos no había nadie. Vuelvo a cerrar los ojos y siento que la Virgen me lo dice en oración, (…) me muestra que yo estaba sumergida en ese lago de estiércol (…) Vuelvo a abrir los ojos y digo: «¡Dios mío, Dios mío!» Yo sabía que estaba en pecado y ahí empezó el cambio”, testimonia Gisela.
 
Dios te pide obediencia

A su regreso en España, donde vivía por entonces, fue tomando decisiones para consolidar lo que Dios le había pedido en Medjugorje, a través de la Virgen. Terminó su relación, comenzó a dejar todo aquello que la exponía a vivir contra las enseñanzas de la Iglesia y fue ayudada, confidencia, por un “sacerdote exorcista” de Madrid. “Me explicó que cuando uno no está en obediencia lo que se atrae muchas veces, no siempre, pero casi siempre lo que se atraen son los espíritus feos (…) Cuando uno está en el mundo cree que basta con ser buena persona. Yo también decía lo mismo, soy buena persona, no hago mal a nadie, no me drogo, no me prostituyo, trabajo, ayudo a los que quiero; eso no basta, Dios te pide más, Dios te pide humildad, te pide austeridad, Dios te pide obediencia, te pide fidelidad y uno cuando está en el mundo y absorto por el mundo no es fiel a Dios, es fiel al príncipe del mundo que es Satán”.
 
Cuando hace tres años recibió la nulidad matrimonial Gisela Barreto dice que lo vivió como un impulso para abrazar con mayor fuerza al amor de su vida, Jesús. “Hoy por hoy no pienso en un hombre, pienso en Dios y es tanta la fuerza cuando uno se entrega a Dios y el Espíritu Santo te da una fuerza tan grande que lo único que piensa mi cerebro, mi cabeza y mi alma es, bueno ahora qué hay que hacer, cómo hay que trabajar para Dios y utilizar las redes para evangelizar a favor de la vida”.
 
Asiste a misa todos los días y disfruta luego pasar largos tiempos de intimidad con el Santísimo, de quien habla con evidente pasión: “Es mi motor, yo no puedo estar sin Jesús, hablo todo el día con Jesús, hoy mi vida pasa por Jesús y María, soy Cristocéntrica”.
 
Esta experiencia de Dios le ha llevado a compartir sus dones y cualidades profesionales siendo animadora del programa “Caridad” en el canal Santa María; y ya prepara uno nuevo cuyo nombre -La Fe mueve montañas- señala cuáles serán sus contenidos. Mientras, al finalizar este testimonio, invita a quienes lo están leyendo… “que no pierdan el tiempo, vuelvan a Dios, así van a ser felices, y si les gusta la belleza como a mí me gustaba, prometo que uno es más lindo cuando está con Dios (…) Ser obediente a Dios.  Y ¿cómo se es obediente a Dios?, siendo dócil, escuchando su voz…si uno está en oración constante y en obediencia, Dios te da esa sabiduría para discernir. No hay que dejar de alimentarse en la oración, visitando al Santísimo, la confesión y la Misa”.
 

 

Compartir en:

Portaluz te recomienda