Ecumenismo en tiempos laicos

30 de junio de 2018

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El Papa visitó Suiza para reunirse con el Consejo Mundial de las Iglesias. ¿De qué sirve que las religiones cristianas dialoguen cuando una gran parte del mundo ya no es creyente?
 
1. Un encuentro muy singular. El pasado 21 de junio, Francisco viajó a Ginebra para participar en el 70 aniversario de la Fundación del Consejo Mundial de las Iglesias (CMI), al que fue invitado para dar un mensaje para la unidad de los cristianos.

Lo interesante de este evento es que la Iglesia católica no es miembro del CMI, que engloba a 349 Iglesias protestantes, luteranas, anglicanas y ortodoxas de más de 110 países, aunque sí que participa en numerosas comisiones de trabajo desde hace 50 años.
 
2. “Peregrinaje ecuménico”. Francisco sigue el camino ecuménico, es decir el diálogo entre religiones cristianas, que grandemente impulso Pablo VI y que continuaron Juan Pablo II y Benedicto XVI, para buscar la unidad entre las confesiones que aceptan a Jesús como Dios y Salvador.

El Papa actual ha recorrido un largo camino para fomentar esta unidad, que incluye la visitas a la ciudad sueca de Lund, para conmemorar el 500 aniversario de la reforma luterana, y la histórica entrevista en Cuba con el Patriarca de Moscú, Kirill, y líder de los cristianos ortodoxos.

Este otro viaje a Suiza fue otro importante hito, que estuvo marcado por un gran signo, pues la reunión se efectuó en Ginebra, donde nació Calvino, uno de los padres de la Reforma protestante del siglo XVI.
 
3. “Ecumenismo de la sangre”. En el discurso que Francisco dirigió al CMI, el Papa recordó una realidad capital para hablar de unidad entre cristianos de diferentes confesiones: el “ecumenismo de la sangre”, tan mencionado por Juan Pablo II.

En efecto, en muchas ocasiones a lo largo de la historia, los perseguidores del cristianismo han martirizado simultáneamente a creyentes en Cristo de diversas confesiones, y todos ellos murieron por la misma causa: amar a Jesucristo. Esa profesión de fe en Cristo que los llevó a entregar su vida es idéntica en todos ellos, sin importar su confesión.
 
4. “Caminar juntos”. Desde el comienzo de su pontificado, el Papa Francisco ha buscado la manera de no tener que esperar a que los teólogos encuentren la manera de integrar las diferencias doctrinales entre católicos, reformados, ortodoxos y evangélicos, para poder realizar actividades conjuntas entre las diversas confesiones cristianas.

El Pontífice argentino ha manifestado en diversos momentos que hoy mismo ya podemos empezar a “caminar juntos”. En efecto, ahora mismo los cristianos de las diversas confesiones podemos rezar juntos, hacer tareas caritativas juntos, estudiar juntos, etcétera.

En este discurso, el Pontífice propuso que vayamos juntos “ha­cia las múl­ti­ples pe­ri­fe­rias exis­ten­cia­les de hoy, para lle­var jun­tos la gra­cia sa­na­do­ra del Evan­ge­lio a la hu­ma­ni­dad que sufre”. E invito a que nos preguntemos “si es­ta­mos ca­mi­nan­do de ver­dad o solo con pa­la­bras, si los her­ma­nos nos im­por­tan de ver­dad y los en­co­men­da­mos al Se­ñor o es­tán le­jos de nuestros intereses reales”.
 
Epílogo. En un mundo secularizado, hablar de ecumenismo no es algo inútil, sino necesario. Pues el ver que hoy día los creyentes no pelean sino dialogan, rezan unidos y trabajan juntos, es una señal para los demás que las religiones unen y llevan a la paz.

Los deseos de fraternidad y paz que la Revolución francesa y el marxismo inútilmente quisieron instaurar al margen de la fe hoy pueden ser buscados por la vía religiosa ecuménica ya sin el fantasma de la violencia o el fanatismo.
 

 

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