Llevó a su hijo a una escuela Waldorf y se volvió adepta a la dañina doctrina esotérica de la Antroposofía

27 de septiembre de 2018

"No es una filosofía de la libertad como ellos dicen. Es exactamente al revés. Steiner ha vinculado a sí muchas personas, y lo sigue haciendo. La Antroposofía es un camino donde la personalidad desaparece, es deconstruida".

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Chiara Panzica, una joven italiana afincada en España, vio cómo una doctrina esotérica cambió su vida. En esta entrevista pone de manifiesto lo que hay verdaderamente tras la pedagogía Waldorf: una escuela iniciática que aplica en las aulas los conocimientos ocultos “recibidos” por el fundador de la Sociedad Antroposófica, Rudolf Steiner (1861-1925).

La Antroposofía deriva de la Sociedad Teosófica y constituye un intento de hacer más "cristiana y occidental" sus doctrinas esotéricas. Sin embargo, continúa siendo un conocimiento de carácter gnóstico y oculto, aún más nocivo para el cristianismo porque induce a la confusión al emplear terminología cristiana, pero lo que hace realmente es vaciar de su sentido real los términos, interpretándolos de forma simbólica.

La Antroposofía es totalmente incompatible con el cristianismo, tanto por sus doctrinas como por sus efectos prácticos. Se trata de una cosmovisión esotérica que se plantea como alternativa a la fe cristiana o como su superación. El Vaticano ya señaló en 1991 que el bautismo administrado por la Comunidad de Cristianos –la "versión eclesiástica" de la Antroposofía– no es válido. Chiara Panzica (en imagen adjunta) desvela en Portaluz una de las ramas más difundidas de este movimiento esotérico: la pedagogía Waldorf, su "versión educativa".
 
Todo comenzó el día en que llevaste a tu hijo a una guardería Waldorf. ¿Por qué lo hiciste?
Porque buscaba una guardería respetuosa y bonita. Él tenía 15 meses. No tenemos cerca abuelos o familia, y me gustaba la idea de meterlo unas horas en un lugar bonito. Me encantó desde el principio: el lugar era acogedor, con juguetes de madera, y muy cuidado. Las maestras muy maternas, vestidas con falda larga y delantal. Parecía un sitio de otro tiempo… y lo es.

¿No te extrañó nada?
Desde el principio yo empecé hacer preguntas. Veía imágenes de la Madonna de Rafael, angelitos de lana… Y entonces me enteré de que había detrás una filosofía. Este punto es importante: muchos padres no preguntan, por eso ni se enteran. Encima en donde vivimos no hay una comunidad antroposófica, sino más bien se trata de familias que buscan una pedagogía alternativa.

Entonces no es tan fácil ver la dependencia ideológica, al no ver la secta directamente detrás, ¿verdad?
Efectivamente: se trata de familias que buscan una educación alternativa. Yo creo que fui la única aquí que se hizo creyente. Algunas maestras ni siquiera tenían la formación Waldorf o acababan de empezar. He conocido otros lugares donde sí hay familias antroposóficas, desde los años 70. Aquí, donde yo vivo, no hay una comunidad, los padres no practican… En España muchas escuelas surgen por impulsos, más bien en relación a la demanda de pedagogía alternativa.

Y enseguida te implicaste más…
Me preguntaron si podía ayudar. Es una escuela pequeña y necesita ayuda de padres. Por supuesto que accedí, porque estaba súper ilusionada. En muy poco tiempo entré en la Junta Directiva. Las escuelas son todas asociaciones, desde el tiempo de Rudolf Steiner, su fundador, es así.

¿Cómo empezaste a enterarte de lo que había detrás?
La escuela organizó un pequeño curso para padres con un enfoque muy “light”. Pero para mí estaba muy claro que se trataba de una corriente espiritual, y así empecé a estudiar e investigar... pero nunca leí las críticas.

¿Cómo pasaste de ser madre de un alumno de una guardería "original" a adepta de una secta esotérica?
Yo no pensaba que fuese una secta, claro. Veía una escuela legal, una pedagogía legal y muy considerada en todo el mundo. Como Montessori, pero con un enfoque espiritual. Y eso sí me interesaba, porque desde pequeña tenía interés por el mundo espiritual y soy de las personas que se preguntan por la existencia de otro mundo. Pensé que por fin había encontrado las respuestas y así decidí hacer la formación de maestro Waldorf.

¿En qué consistió esa formación?
Me interesaba profundizar en la parte pedagógica y, sobre todo, en la Antroposofía. El curso era de tres años, un fin de semana al mes, y un encuentro durante la semana, cada uno en su centro más cercano. La formación, la verdad, a mí me gustaba, porque era en grupo, y el primer año tenía un enfoque artístico: música, canto, acuarela, escultura, euritmia y Antroposofía. Todo el mundo estaba contento. La mitad eran madres, y los otros, futuros maestros. En el primer año no había casi pedagogía, más bien Antroposofía. Y el concepto clave es la armonía (en el arte, en la música, en el movimiento…). El estudio principal se hace con el libro Teosofía, de Steiner. Es evidente el por qué: sin la base antroposófica, la pedagogía Waldorf no tiene sentido.
 

¿Qué doctrinas te enseñaron?
El karma y la reencarnación, la constitución espiritual del hombre… todos estos temas, que son fundamentales para comprender luego la pedagogía. La visión de Rudolf Steiner reinterpreta prácticamente toda la evolución de la humanidad a la luz de la Antroposofía. A mí lo que más me condicionó fue el estudio de la Antroposofía dado en el curso y en el encuentro semanal, y también la práctica de la euritmia como terapia.

¿Qué es esa euritmia que practicabas?
Es el arte de hacer visible el Logos, el Logos creador. Al principio esto no está claro. La euritmia es definida como un arte del movimiento, importante para la armonía del cuerpo y de los cuerpos físico, etérico, astral y el yo. Lo que pasa es que cada cosa yo la profundizaba mucho más porque quería comprender el origen de la enseñanza.

Y todas estas doctrinas… ¿tienen luego su “aplicación” en las aulas?
Sí. Como te decía, en la formación se habla de la constitución de los cuerpos y de cómo nos reencarnamos. Se habla de los septenios (períodos de 7 años), y esto es importante para la pedagogía, porque se aplica dependiendo de en qué septenio están los niños. En el jardín de infancia se hacen las cosas considerando que los niños acaban de reencarnarse. Las maestras, por ejemplo, tocan la flauta o la lira pentatónica, instrumentos a los que faltan dos notas: el fa y el do. Esto tiene que ver –como siempre– con la teoría de Steiner: la nota más baja, el do, es la tierra. Y entonces no hay que tocarla, porque los niños están en proceso de encarnación y no hay que adelantarse en el proceso. El estudio de los septenios se llama “biografía”, y es utilizado en la Antroposofía también como una terapia. Las artes que se experimentan en la formación son artes antroposóficas. Hay formación en arteterapia, y en muchas otras cosas.

¿Algún otro ejemplo de adoctrinamiento de origen esotérico?
Los antropósofos están en continua guerra dentro de sí mismos, una guerra para el despertar y para vencer al dragón. Su imagen preferida es la de Micael (simbolismo del arcángel San Miguel). Es la imagen que resume la Antroposofía, y el adepto cada día mata o intenta matar al dragón a través de los ejercicios y meditaciones. Es la lucha espiritual del hombre, que se enfrenta cada día a las potencias ahrimánicas y luciféricas que intentan dominarlo, oponiendo la fuerza crística que vive en él y que la Antroposofía despierta. Pues bien: la fiesta de Micael, en el equinoccio de otoño, es la más importante en las escuelas Waldorf. A los niños del jardín de infancia se les da una pequeña espada de madera, y durante el día tienen que superar pruebas de coraje, pequeños desafíos… Pero esto tiene un significado: es la lucha espiritual del hombre. La espiral del Adviento es otro momento importante en la escuela: en el corazón del invierno, el niño viene conducido hacia el interior de la espiral para encender su vela. La apariencia es bonita, pero es un ritual. Para quien conoce las tradiciones antiguas y las conferencias de Steiner acerca del Cristo Cósmico y la iniciación, es evidentemente un ritual. Pero estos rituales no se explican a los padres de los alumnos. O se les da una explicación sencilla, que tiene que ver con la naturaleza, el ritmo y el cambio de las estaciones. Pero quien estudia la Antroposofía conoce el significado esotérico de cada acto. Entonces, ¿por qué no decirlo claramente?

¿De qué manera esta formación cambió tu vida? ¿Esperabas esta transformación, o fue algo no querido?
Cambió mi vida porque la creencia antroposófica empezó a ser mi creencia. No la esperaba. Fue algo inicialmente querido, porque yo demostré interés. Pero de forma paralela a la formación, empecé a estudiar la parte más esotérica de la doctrina, porque quería saber el núcleo de la visión. Y fue cuando leí el libro La iniciación, donde Steiner describe paso a paso su camino de despertar, aparentemente un camino libre en el que vas siendo guiado por ejercicios y meditaciones. Podemos decir que hay dos tipos de antropósofos: los que sólo leen, y los que practican.

¿Y tú pasaste a practicar? ¿Desde tu perspectiva actual, crees que fuiste libre al hacerlo, o estabas condicionada?
Al principio fui libre, pero después creo que fui más condicionada por los escritos de Steiner. Más tarde empecé a frecuentar grupos on line (dedicados a la antroposofía) , al no haber uno donde yo vivo. Y claro, allí encontré muchas personas que seguían la misma corriente. Además, en este tipo de grupos la práctica es muy recomendada por gente que lleva muchos años en la Antroposofía.

¿Esto afectó de alguna manera a tu familia?
Yo entonces me estaba separando. Así que cuando empecé a interesarme por la Antroposofía ya estaba en una crisis personal. Yo no hablaba mucho de este camino personal –así lo consideraba–, pero creo que después de unos años el cambio fue bastante evidente, porque ya no podía hablar de otra cosa. Mi visión del mundo se había vuelto completamente antroposófica. En este punto la objeción antroposófica es que se trata de una experiencia personal, una mala interpretación o demasiado estudio… Es falso: los antropósofos están todos obsesionados con Steiner. Su doctrina afecta a toda la vida, de la alimentación a la medicina, y sobre todo a la percepción de ti mismo. De hecho, dejé de vacunar mi hijo, porque las enfermedades son pruebas importantes para el desarrollo espiritual. Muchos antropósofos hacen la vacunación de base, pero no la de las enfermedades concretas.

¿Cuándo decidiste cortar con todo? ¿Cuál fue la razón de hacerlo?
Empecé a tener dudas basándome en el método mismo de Steiner. No veía el trabajo espiritual, que debería ser un trabajo consciente. Yo veía sólo a gente guiada. Además, comencé a notar en el grupo de estudio afirmaciones racistas y homófobas… claro, todavía me faltaba conocer esa parte más oscura de la doctrina de Steiner. Observé muchas contradicciones: si es un camino libre y sin maestros, ¿por qué se le venera como maestro? Si es un camino científico donde hay que experimentar, ¿cómo es que se cree en sus palabras y en todas sus conferencias? Entonces, al principio asumí la posición de algunos antropósofos que se consideran independientes, y que mantienen que Steiner no ha sido bien entendido, y que hay que estudiar y meditar más. Y empecé a dudar de Steiner mismo: ¿es posible que nadie lo haya entendido? Comencé a verlo en su contexto histórico, en la Teosofía, la Alemania pre nazi…

¿Y a qué conclusión llegaste?
- Mirando al hombre Steiner –y al gurú iniciado–, empecé a darme cuenta de que todo era una construcción. Respeto a quien quiera creer, pero para mí son mentiras. Para salir de la Antroposofía hay que ir hasta el fondo, con honestidad. Esto normalmente no se puede hacer, porque dentro del movimiento, quien pone en duda a Steiner es un traidor del mundo espiritual. Así que para mí fue un esfuerzo, porque tenía miedo de equivocarme. Además, porque la parte más espeluznante de la Antroposofía es la que ve al hombre como un ser parasitado literalmente por demonios, y todos los ejercicios y meditaciones sirven para la liberación del propio “yo”. Conozco muy poca gente que haya salido de la Antroposofía. La mayoría se han quedado allí, con un grado menor o mayor de implicación, pero siempre con esta reverencia y fe hacia Steiner. Nadie en cien años ha hecho el camino de Steiner y ha llegado a ser clarividente como él. Nadie. ¿Por qué no decir claramente que es una fe, una religión? Porque Steiner no quería.

¿Cuánto tiempo te costó liberarte realmente de este movimiento?
Todo este proceso de alejamiento ha durado dos años. Hasta el año pasado todavía participaba en el grupo on line (dedicado a la antroposofia), y realizaba manualidades de estilo Waldorf que vendía por internet. He tenido que cerrarlo todo. Empecé a leer críticas a la Antroposofía, como el testimonio de Grégoire Perra o la web Waldorf Watch. Y empecé a darme cuenta de la “red antroposófica”. Algo que desde dentro me parecía un pequeño mundo rebelde, muy sencillo y siempre con necesidades económicas –así lo ven los adeptos–. Pero en su conjunto es, efectivamente, una multinacional, como ha destacado hace poco Le Monde Diplomatique. Mi opinión es que se trata de pseudociencia, y que una pedagogía y una medicina no se pueden basar en visiones de un “iniciado”. Lo que me pregunto ahora es: ¿habría entrado si hubiera sido consciente de que las escuelas Waldorf son parte de un movimiento espiritual? Lo tengo claro: nunca.

¿Qué daño puede hacer a una persona la Antroposofía?
No es una filosofía de la libertad como ellos dicen. Es exactamente al revés. Steiner ha vinculado a sí muchas personas, y lo sigue haciendo. La Antroposofía es un camino donde la personalidad desaparece, es deconstruida. Algo que no se hace a partir de la libertad, sino a partir de dogmas. La manipulación es muy profunda, y el daño mayor es el de sentirse libre cuando realmente estás en una prisión. Llegas a pensar con los conceptos de Steiner: crees que son tuyos, intentas elaborarlos… pero son conceptos adquiridos en años de estudio. Los antropósofos no pueden hablar ni pensar sin referirse a lo que dijo el “doctor” acerca de esto o lo otro. Para ellos, nuestro mundo está poblado de demonios, que guían los gobiernos, las casas farmacéuticas, el mundo científico… todos en contra de la Antroposofía. Es el miedo. Steiner controla todavía hoy con el miedo.

 

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