Psiquiatra Beatriz Caamaño: El aborto y la eutanasia son de las violencias más degradantes de la sociedad

05 de octubre de 2018

"Hay personas que cuando se les habla del perdón, que necesitan perdonar (para sanar) se disgustan, pero otras personas lo toman y empiezan un proceso por su propia tranquilidad…"

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Desde los albores de la humanidad la violencia ha estado íntimamente ligada a la experiencia del ser humano. Para la fe, sus diversas expresiones, son enemigas del Dios Padre misericordioso que proclama Jesús en los Evangelios.
 
Hoy, al amparo de un refinamiento ideológico se han institucionalizado algunas expresiones de violencia aberrante para justificar legalmente la muerte de seres humanos desde el momento de la concepción o antes de su muerte natural.
 
Según informe de la OMS solo entre 2010 y 2014 ocurrieron 224 millones de abortos inducidos en el mundo. Cada año mueren alrededor de 1,4 millones de personas a causa de la violencia, siendo los suicidios y homicidios un 80% de este flagelo, según refiere el citado organismo. El 90% de estas muertes se producen en países con ingresos medios y bajos, donde el mayor número de víctimas son personas entre los 15 y 44 años.
 
La doctora psiquiatra Beatriz Caamaño (en imagen adjunta), con veinte años de experiencia de ejercicio profesional en Colombia, es también una mujer católica que ofrece una valiosa perspectiva en esta entrevista con Portaluz, respecto de la violencia y su firme esperanza al señalar como modelo de salud mental, la propuesta trascendente de Jesús en los Evangelios.

 
¿Doctora Caamaño, en su labor profesional ha logrado conciliar la psiquiatría y la fe?
Para mí la fe es lo único que da sentido al atender a una persona que padece cualquier tipo de enfermedad mental.  Yo puedo acoger el sufrimiento humano siempre desde la fe (…) Esa misericordia que el Señor nos enseña y nos da en abundancia para poder entender ese sufrimiento humano; porque básicamente con lo que trabaja el psiquiatra es con el sufrimiento humano, aquel sufrimiento que ha alcanzado pocos niveles de comprensión escalando tanto en síntomas que termina siendo muy disfuncional y termina convirtiéndose en verdaderas afecciones médicas por lo cual terminan en psiquiatría.
 
¿Dios, es una realidad recurrente en quienes padecen algún deterioro en su salud mental?
Sigue siendo una inquietud muy profunda en el ser humano (buscar el) cómo explicar su sufrimiento, sus padecimientos. Y de una forma muy natural, muy espontánea, una de las primeras razones con que trata de explicarse una persona lo que le está pasando tiene que ver con Dios (…)  Lo primero que una persona se pregunta es: Dios, por qué permite esto o por qué a mí. Siempre como un reproche a Dios; y con todas las demás situaciones de la vida también tratan de buscar una explicación a partir de la relación con Dios. Sean amigos de Dios o habiéndose declarado incluso no creyentes siguen cuestionándolo de esta manera.

¿Iniciando con el tema de esta entrevista, cuál es el origen de la violencia en el ser humano?
El ser humano desde que nace es el ser más indefenso de toda la naturaleza.  El instinto nos lleva a protegernos y a proteger nuestros hijos. Desde el punto de vista de la sociología existe una violencia interespecífica que se desarrolla hacia otra especie en defensa de las propias necesidades de su grupo familiar. También existe una violencia intraespecífica que se da dentro de nuestra propia especie: del ser humano contra el ser humano y donde entran en juego los diferentes intereses. Los humanos, como seres sociales, desarrollamos un interés especial por tener poder y dominio de otros; también la necesidad de defender lo propio. Pero en esa necesidad de poder se pueden perder las proporciones hasta el punto deshumanizante en que hoy nos encontramos. Por ejemplo, los lamentables casos de aborto que es la más degradante de las violencias, pues se convierte en enemigo al más inocente. Y de una manera totalmente enmascarada se trata de legitimar y adoctrinar a toda la población de los beneficios de un crimen.  En el mismo sentido está la eutanasia que es la misma violencia contra los adultos.
También existen observaciones propias de la biología (que no explican el por qué ocurre la violencia) donde la ciencia describe las respuestas de agresividad de alguna persona si se estimulan determinadas áreas cerebrales, por ejemplo, del hipocampo; o que si se producen lesiones en el área frontal pueden surgir conductas agresivas en la persona.
Luego, podemos describir en cuanto a las manifestaciones, que en este caso voy a llamar psicopatológicas, en las que aparece la violencia y la agresividad, caso propio como el de la depresión; y es el motivo por el cual muchas personas consultan: no se soportan ellos mismos, se sienten irritables todo el tiempo, contestan con groserías, maltratan a los niños; y encontramos personas inmiscuidas en una historia de violencia intrafamiliar que se va a empalmar con otra situación, cual es la herencia o lo intergeneracional.
 
¿Doctora podría ser la violencia consecuencia de una atadura o de un pecado intergeneracional?
Bueno, esa pregunta es como para un monseñor… Pero, cuando uno revisa Ezequiel 18, 14-17 vemos cómo a pesar de que nuestros padres tengan una carga de pecados, cuando aparece la conversión sincera el Señor está dispuesto a perdonar. O sea, si nadie rompe esa cadena, se va a seguir transmitiendo. El Señor no quiere la muerte de nadie (…) ni la perdición de ninguna familia en la violencia que vienen cargando a través de la historia.  Es necesario que se siga presentando este mensaje de sanación, esa esperanza de conversión. El Señor nos sigue dando la libertad, tenemos la libertad de elegir el bien o el mal.

¿Qué es necesario hacer para romper esa cadena?
La conversión, una conversión sincera, el sacramento de la penitencia, una penitencia bien tomada, ese perfecto examen de conciencia, el propósito de enmienda, la confesión de boca, cumplir la penitencia y llevar una vida de conversión. Esto es muy difícil tratarlo con una persona que va a mi consulta y que no es creyente. Hay personas que cuando se les habla del perdón, que necesitan perdonar (para sanar) se disgustan, pero otras personas lo toman y empiezan un proceso por su propia tranquilidad; porque la conversión es un camino de felicidad, de esperanza y de salvación. Este es un mundo bastante complejo donde se quiere callar el valor del mensaje de Cristo, el mensaje del Evangelio y el Evangelio sigue teniendo la única respuesta.

Para quien se concibe a sí mismo desde una identidad espiritual es complejo responder a los actos violentos
Esto es simplemente volver al Evangelio. El capítulo 5 de Mateo, el testamento que nos deja en este sermón, el amor a los enemigos. Encontramos en muchas partes del Evangelio esas propuestas y esas recomendaciones. Nuestro Señor nos dice que Él es manso y humilde de corazón. Si reflexionamos, vemos que en el viacrucis el Señor no se defendió. En obediencia, ofreciendo, se puede lograr no responder con violencia. La Historia de la Salvación definitivamente cambia con el sacrificio de Cristo y es a lo que estamos invitados: a ser como Cristo y a ser de Cristo.

¿En qué específicamente está basado el modelo de salud que nos propone Jesús?
En el amor a los enemigos, en el amor, definitivamente en el amor cristiano.

¿Cómo pueden los padres de familia evitar que los niños lleguen a ser personas violentas?
Bueno yo invitaría a que en las familias se lea y se estudie el Catecismo; que en las familias no falte nunca la misa dominical, que se acostumbre a los niños a participar de la Eucaristía, de las enseñanzas, de la sana doctrina, que las familias permanezcan unidas, oren, en ese vínculo permanente. No podemos seguir teniendo familias donde cada uno reposa en una habitación, tiene cada uno su canal de televisión conectado y las familias no están conectadas. Los padres tienen que tener claro que están viviendo un sacramento de servicio en la familia, nosotros debemos volver, tenemos que hacer todo lo posible para que las familias lleguen nuevamente a esos valores cristianos, porque definitivamente es la respuesta. Las familias que empiezan a vivir los valores cristianos inmediatamente empiezan a evangelizar a más familias.

 

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