Certezas del padre Piñeros sobre el "combate espiritual" y las "5 piedritas" de la Virgen en Medjugorje

26 de octubre de 2018

"Una persona que no combate es porque simplemente se está dejando llevar por la corriente del Enemigo y su vida perdió sentido", afirma Piñeros

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Desde el comienzo de su Pontificado -en sus alocuciones cotidianas y de forma destacada en determinados momentos-, el Papa Francisco está llamando a tomar responsabilidad respecto de la realidad espiritual, trascendente, que el ser humano vive cada día. Así, en su homilía del pasado 4 de septiembre enseñaba que… “el corazón del hombre es como un campo de batalla, donde se enfrentan dos espíritus diferentes: uno es el de Dios, que nos lleva a las buenas obras, a la caridad, a la fraternidad y el otro es el del mundo, que nos empuja hacia la vanidad, el orgullo, la suficiencia y el chisme".
 
Educar en la fe, hacer visible ese “combate espiritual”, como una realidad indiscutible de la vida humana, es un sello en las enseñanzas de Papa Francisco. Por ello Portaluz ha consultado sobre este tema al sacerdote diocesano Gerardo Piñeros, párroco de la Iglesia Santa María del Camino en Medellín (Colombia), mientras se encontraba peregrinando en Medjugorje; y cuyo nombre ha sido citado por varios testigos entrevistados de Portaluz que por mediación de su ministerio han recibido de Dios la gracia de la liberación (ref.: “Mi cuerpo le pertenecía al diablo, hoy pertenezco a Dios”).


 
Padre Gerardo ¿Por qué si una persona se acerca a Dios esta experiencia pronto comienza a estar marcada por una tensión espiritual que, por ejemplo, san Pablo refiere como un combate espiritual?
Una persona que se acerca a Dios siempre recibirá muchas bendiciones, pero el diablo que es envidioso por naturaleza no quiere que el hombre las reciba. Como no quiere que el hombre entre a la vida eterna, por eso tratará de impedir esas bendiciones, tratará de disuadir al hombre en ese intento de llegar a Dios, tratará de pervertir su camino, de confundirlo, de engañarlo, para que el hombre se condene.
El combate espiritual es lo que en el Evangelio Jesús dice: “Esforzaos por entrar por la puerta estrecha…” Nuestro enemigo el diablo como león rugiente ronda buscando a quién devorar, resistidle firmes en la fe. El Combate espiritual es lo que San Pablo dice: “He combatido mi combate, he concluido mi carrera, he llegado a la meta”. 

¿Por qué unos creyentes son más sensibles que otros al momento de ser conscientes sobre ese combate espiritual?
Dice la Biblia: “Hijo si te alistas a servir al Señor, prepárate para las pruebas”.  Podríamos decir que una persona que está ya rendida al poder del Mal no va a tener ningún combate porque el Demonio ya lo tiene bajo su somnífero.  Una persona en cambio que quiera luchar por ser santa va a sentir de una forma más fuerte los embates del demonio.

¿Qué caracteriza el combate espiritual cotidiano?
En el combate espiritual todos experimentamos las tentaciones, que es la forma como el demonio normalmente nos quiere separar de Dios.  La tentación es permitida por Dios, es buena, la necesitamos y nunca será superior a nuestras fuerzas.  

Este combate también toca su ser íntimo, su vida sacerdotal…
Sí, todos los días, unos más que otros. Pero puedo decir que, gracias a Dios, gracias a Su misericordia, en ese combate, cuando pienso que a veces caigo, Su misericordia me levanta. Me regala a mí también en los sacramentos, me regala la Confesión, la oración, la protección de la Virgen María y hasta el día de hoy puedo decir agradecido que me mantengo en pie con Él.

¿Por qué razón existe el combate espiritual?
Porque sin ese combate ninguno nos salvaríamos. Este combate es querido por Dios para que nosotros crezcamos en méritos y al que combate le espera un premio muy grande. Por eso Dios lo permite para que crezcamos en santidad.

¿Qué armas tenemos para defendernos en el combate espiritual?
Para combatir la Virgen María en Medjugorje nos ha enseñado cinco piedritas que realmente ya están en la Biblia, son muy elementales, muy sencillas y muy efectivas, ellas son: primero la Confesión, después la Eucaristía, el rezo del Santo Rosario, la lectura de la Palabra de Dios y el Ayuno con las mortificaciones.

¿Los santos también han enfrentado el combate espiritual?
Son los que han tenido las manifestaciones más fuertes de este combate. Por ejemplo, el Padre Pío, al cual incluso físicamente el Diablo lo agredía de forma muy violenta; y no hay ningún santo que no se haya pulido, que no se haya perfeccionado en fuertes combates espirituales.

¿Qué tipo de trampas pone el Demonio en el combate?
La primera trampa es hacernos pensar que Dios no nos ama, que nuestra historia está mal hecha.  Otra trampa es hacernos sentir víctimas y desgraciados de nuestra historia por cosas que nos han sucedido.  Otra trampa es, mediante el miedo al futuro, hacernos dudar del amor de Dios. Siempre el Demonio ataca con cosas irreales, con el pasado, con el futuro, pero al final es un vil mentiroso y por eso no hay que tener diálogos con Él.

¿Desde qué momento existe el combate espiritual en la humanidad?
El combate espiritual comienza en el Génesis cuando el hombre cae en esa trampa del demonio, se separa de Dios y comienza una historia de desgracia en la cual Dios tampoco va a abandonar al hombre. Pero el hombre en ese momento comienza a tener un combate y como decía ahora, a decidir su eterno futuro, entre el Cielo y el Infierno.

¿Cómo puede una persona ayudarse a enfrentar el combate espiritual?
Lo primero y más importante es comprender que debemos estar en gracia de Dios para poder ser auxiliados por Dios, por la Virgen María. De esa forma lo primero sería hacer una buena confesión, tratar de arreglar la vida cada uno.
 
Padre algunas personas dirán que, si por acercarse a Dios deberán enfrentar ese combate espiritual, mejor vivir la vida como la tenían antes…
Bueno, esa posición es un poco engañosa porque el diablo por darnos un dulce aquí en la tierra nos está privando de lo más grande que es lo que viene después. Entonces no hay que caer en ese engaño y hay que pensar que al final la vida siempre será un combate hasta cuando muramos. Muy claramente lo dice la Biblia, el hombre vino a esta tierra a prestar cual un servicio militar; en ese espíritu tenemos que vivir nuestra vida cada uno, nuestra misión. En este espíritu tenemos cada uno que abrazar la cruz y no hay que desanimarnos, sino que con todas las fuerzas emprender este combate, porque es lo más hermoso, porque es sentirnos cerca de Dios y darle sentido a nuestra vida. Una persona que no combate es porque simplemente se está dejando llevar por la corriente del Enemigo y su vida perdió sentido pues se está enterrando seguramente en el egoísmo, en sus pasiones, en lo que lo lleva al infierno.

 

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