Quemante mensaje del Obispo de Rabat a los europeos

29 de marzo de 2019

"Ciertamente no es cristiano e incluso puede calificarse de inhumano que Europa proteja sus fronteras para no tener que compartir lo que es de todos y lo que Europa se ha apropiado".

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En el contexto de la visita de Papa Francisco a Marruecos (30 y 31 de marzo 2019) el obispo de Rabat Monseñor Cristóbal López Romero dialogó con la obra Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre. En Marruecos, un país con 37 millones de habitantes, donde el 99,9% son musulmanes y sólo el 0,08% son católicos, la Iglesia -destacó el obispo-, es muy activa en diversas obras en defensa de la vida de los más desfavorecidos; incluidos los miles de jóvenes que cruzan el desierto desde el África subsahariana en busca de un futuro hacia una Europa idealizada.
 
 "La Iglesia Católica existe en Marruecos", dice con orgullo destacando que "es una iglesia joven y vibrante, bendecida con misericordia y con un fuerte deseo de dar testimonio".
 
El país norteafricano tiene dos catedrales, una en Tánger y otra en Rabat. La primera fue construida en tiempos del protectorado español, la segunda en tiempos del protectorado francés. “Más jóvenes que ancianos vienen a nuestras iglesias, más hombres que mujeres, más negros que blancos", continuó relatando Mons. López Romero. Los miembros de la Iglesia en Marruecos son en su mayoría extranjeros, fieles de más de 100 países diferentes. Por lo general, trabajan en empresas que tienen filiales en Marruecos. Un buen número proceden de países del sur del Sáhara, como el Congo, Senegal o Costa de Marfil. Se trasladan a Marruecos para proseguir sus estudios y encontrar el "sentimiento de seguridad" en la Iglesia.
 
El buen Samaritano
 
Los religiosos católicos que trabajan en el país provienen de más de 40 países diferentes. Mons. López explica: "Ser católico significa ser universal, global". Esta universalidad requiere que las personas dejen de lado lo que las hace distintas y se concentren en lo que comparten. "Buscamos lo importante, lo esencial. Las diferencias nos enriquecen, somos abiertos unos con otros y vemos las diferencias como una oportunidad, no como un problema".
 
La Iglesia marroquí y las organizaciones benéficas con las que trabaja destacan por su acogida y ayuda a los más débiles, independientemente de su origen. En especial aquellos que intentan llegar a Europa o permanecer en el norte de África. "La Iglesia acoge y cuida a los necesitados, es decir, es una Iglesia samaritana", dijo Monseñor López. A través de Caritas-Marruecos, señaló, se atiende a miles de migrantes que cruzan el Sáhara y luego, después de haber completado esta difícil travesía, "permanecen atrapados" en el país, sin poder continuar hacia Europa. "Esta gente -agregó el obispo de Rabat- necesita cuidados y un oído comprensivo. La mayoría de ellas están enfermas cuando llegan y muchas de las mujeres están embarazadas. La Iglesia los acoge, los protege, promueve e integra, tal como el Papa Francisco nos ha pedido que hagamos". El trabajo de la Iglesia en Marruecos es tan importante, dijo, que "incluso las autoridades musulmanas aprecian sus esfuerzos".
 
Los excesos de Europa
 

Cuando se le preguntó por qué los jóvenes huyen de África, Mons. López explicó que las razones económicas son el impulso clave para la mayoría de los jóvenes migrantes. Huyen de la pobreza y el desempleo, pero muchos de ellos también huyen de la guerra, las hostilidades, la persecución o los desastres naturales. Para el obispo de Rabat, el problema de la migración en África será imposible de resolver “mientras el 30% de los alimentos producidos sigan siendo tirados en Europa", y los europeos sigan viviendo "en exceso y en grandeza", mientras que al mismo tiempo esperan “que quienes viven en circunstancias miserables acepten pasivamente su destino. Ciertamente no es cristiano e incluso puede calificarse de inhumano que Europa proteja sus fronteras para no tener que compartir lo que es de todos y lo que Europa se ha apropiado", protestó Monseñor López con indignación.
 
El obispo recordó las palabras del Papa Francisco: "El capitalismo mata" y agregó: "En lugar de proporcionar ayuda, deberíamos pagar por las materias primas que explotamos. Debemos asegurarnos de que las corporaciones multinacionales paguen los impuestos que deben". Cree que África no puede ser ayudada con "migajas, sino con justicia y planes de desarrollo. No somos nada sin amor, y menos aún sin justicia", recalcó.
 

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