Jennifer Lahl, líder de Stop Surrogacy Now

La campaña que demanda… ¡Basta de abuso basta de vientres de alquiler!

17 de agosto de 2019

"Nunca verás a una mujer rica gestando un bebé para otra pobre"

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“Somos hombres y mujeres de diversos orígenes étnicos, religiosos, culturales, y económicos de todas las regiones del mundo. Nos unimos con la finalidad de expresar nuestra preocupación por las mujeres y niños que son explotados por medio de la subrogación y el embarazo de contrato”.
 
Así reza el primer párrafo del manifiesto que la cruzada internacional Stop Surrogacy Now está llamando a firmar (pulsa aquí).

La acumulación de evidencias y testimonios revelan que los vientres de alquiler son una práctica que “pone en riesgo la salud de la mujer, mina su dignidad y viola sus derechos y los de su hijo”, señala Jennifer Lahl, presidenta de Stop Surrogacy Now.

 

“No existe el derecho a comprarse un niño, es algo similar a la esclavitud”, denuncia Lahl quien en declaraciones al portal Alfa y Omega no esconde que el objetivo de su organización es acabar con la gestación subrogada en todo el mundo.

A través de esta técnica de reproducción asistida -a la que han recurrido figuras públicas como K. Kardashian, Ricky Martin o Elton John- se paga para que otra mujer geste un hijo para ellos. Durante el procedimiento, se unen los gametos de los interesados o de terceros mediante una fecundación in vitro y, posteriormente, se transfiere el embrión al útero de la gestante, quien acabaría alumbrando un hijo para el cliente al final de su embarazo. La complejidad de este proceso requiere la implicación de una empresa especializada que, normalmente, pone en contacto a sus clientes con mujeres de otros países dispuestas a gestar un bebé por una suma determinada. Así, un vientre de alquiler cuesta entre 50.000 y 180.000 euros dependiendo del país de la mujer gestante y las exigencias de los clientes.

“Tratadas como ganado”

Para poder realizar esta lucrativa actividad económica, las empresas del sector seleccionan a mujeres en una situación económica muy vulnerable. “Tratan a las mujeres como ganado contratado para hacer un trabajo”, señala Jennifer Lahl.

El otro miembro necesario de esta ecuación son personas acaudaladas dispuestas a pagar para conseguir una mujer gestante, que algunas empresas denominan vasijas. “La gestación subrogada es un proceso muy complicado, por lo que los típicos contratantes son personas con medios para comprarse un bebé o alquilar un útero. Nunca verás a una mujer rica gestando un bebé para otra pobre”, enrostra la presidenta de Stop Surrogacy Now.

Pero, independientemente de la cifra que cobre, la gestación subrogada “supone un riesgo para la salud de la madre gestante y para el niño que lleva”, reitera. Además, como apunta Lahl, “rompe el vínculo entre madre e hijo” y niega a este último el derecho a conocer a la madre que lo llevó en su vientre.

“Necesitamos una profunda campaña de sensibilización por todas partes para que la gente entienda el daño que provoca la gestación subrogada”, destaca su presidenta.

Para ello difunden películas como #BigFertility o Breeders: A Subclass of Women? Los filmes, disponibles subtitulados al español, recopilan los testimonios de mujeres que participaron como gestantes en esta industria y desvelan sus secretos. A través de estos documentales, termina Lahl, “esperamos que millones de personas firmen nuestro manifiesto y se unan a nuestra causa”.

 

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