El rosario, la Virgen, una mística y la sed de Dios hicieron de William testigo y custodio de reliquias de Santa Mariam

22 de noviembre de 2019

"Santa Mariam es un apóstol del Espíritu Santo (…) ¡Tan sencilla, que sin saber leer ni escribir, hoy está sobre los altares de la iglesia católica! (…) Ella decía que el yo mata todo y hoy santa Mariam con su humildad, con su sencillez, invita a obispos, sacerdotes, laicos, al camino de la pequeñez, al camino de la humildad".

Compartir en:



Aunque la familia de William Sandoval Testa no practicaba la fe, en su adolescencia vivirían el regalo inmerecido de un “encuentro con Dios”. Esta experiencia transformó a William. Desde entonces hasta hoy, que ya ha cumplido 38 años y se encuentra casado, buena parte de las horas del día las consagra a los asuntos de la fe.
 
En varias comunidades de Latinoamérica el nombre de William es conocido, por ser el custodio de algunas reliquias de Santa Mariam (Santa María de Jesús Crucificado Baouardy). Responsabilidad que le encomendó -cuenta William a Portaluz- la madre Anne-Françoise de la Présentation, Priora del Monasterio de las Carmelitas de Belén, en Tierra Santa.

Lo que deja en el alma rezar un rosario

Nació William en San Carlos, pequeña ciudad al centro de Venezuela “en la zona de los Llanos”. De carácter travieso, dice, guarda recuerdos felices de su infancia y una vida sin contratiempos hasta el año 1995. Transcurría el mes de mayo y la familia enfrentaba necesidades económicas de tal magnitud que incluso los embargaron. Los padres de William movidos -cree él- por “la desesperación de las circunstancias”, decidieron que todos en la familia aprendieran a rezar el rosario. “Esto no fue más que la necesidad de aferrarte a un algo cuando atraviesas problemas graves, pero gracias a Dios y en medio de la ignorancia que nosotros teníamos, mi mamá no se fue en búsqueda de brujos o semejantes. Contactó alguien de iglesia y en mayo de 1995 por primera vez nosotros rezamos en familia el rosario”.

Con el tiempo los miembros de su familia volverían a un vínculo tibio con Dios, no así William quien nos relata como desde las primeras Ave Marías, “me parecía que la Virgen esta allí presente y empecé a sentir de manera infusa una necesidad de conocer de Dios y de amar a la iglesia. La experiencia con la Virgen cambió el giro de mi vida”.

La Virgen te ha elegido

Un año y medio después supo que la Virgen se estaba apareciendo en Finca Betania a una mujer, la mística -hoy Sierva de Dios- María Esperanza de Bianchini. El 25 de marzo del año 1996 sin informar a sus padres el joven se dirigió a ese lugar.
 
Así nos relata William su experiencia aquel día: “En medio de una multitud muy grande la señora María Esperanza me buscó entre la gente y me dijo que la Santísima Virgen me mandaba decir que quería valerse de mí para darse a conocer en el mundo. Me dijo varias otras cosas personales y sentí algo de vergüenza porque las personas cercanas se dieron cuenta y escucharon lo que me decía. Pero hubo un hecho inexplicable que ocurrió a la vista de todos los presentes y fue que la señora María Esperanza en medio de su éxtasis, empezó a levitar del suelo. Al principio le tomé mucho miedo a la señora María, por lo que yo había visto, pero después tuve la oportunidad de estar varias veces con ella y para mí fue como una mamá espiritual”.

La mirada de una santa
 

 
Pasaron los años y William continuó cultivando su vínculo con Dios y la certeza de ser amado por la Santísima Virgen María. El año 2008 viajó a Tierra Santa “peregrinando como cualquier cristiano tras las huellas de Jesús”, señala. En Jerusalén, a medida que iba recorriendo diversos lugares sagrados e Iglesias, no pudo dejar de sentirse atraído por la imagen de una mujer que se repetía en afiches o estampas, expuestas en esos recintos. “Su mirada atrapó mi atención”, comenta William recordando que el guía le informó se trataba de Mariam, “una beata de origen palestino y que estaba enterrada en Belén” (n. del e.: Santa Mariam Baouardy, canonizada en 2015).

Regresó a Venezuela con una estampa de Mariam que al paso de las semanas quedaría olvidada en algún libro, reconoce. Casi dos años después, estando ya casado, William dice haber recibido un correo electrónico en el cual le animaban a visitar Belén y que por única firma decía “Carmelo de Belén”. La imagen de Mariam regresó a su memoria y luego de hablarlo con su esposa decidieron vender el auto que tenían, embarcándose juntos hacia Tierra Santa. “Cuando llegué al Carmelo ninguna monja sabía ni quien era yo, ni quien había escrito el correo”, comenta William. Sin embargo, la priora del Monasterio Carmelita de Belén, madre Anne-Françoise de la Présentation, vio en los acontecimientos una puerta abierta -seguramente querida por Dios y animada por Mariam, le dijo- para dar a conocer a la futura santa en tierras de habla española.

Tras las huellas de Mariam
 

Sin pertenecer formalmente a la Orden del Carmelo, William comenzó desde entonces a difundir la vida y espiritualidad de Santa Mariam, allí donde estuviesen dispuestos a escucharle. “El año pasado (2018) la madre Anne-Françoise me autorizó por escrito para que yo pudiera ir con la bendición del Carmelo en los lugares donde los obispos me invitaran a hablar sobre Santa Mariam o llevar sus reliquias”, comenta y agrega: “Santa Mariam es un apóstol del Espíritu Santo (…) ¡Tan sencilla, que sin saber leer ni escribir, hoy está sobre los altares de la iglesia católica! (…) Ella decía que el yo mata todo y hoy santa Mariam con su humildad, con su sencillez, invita a obispos, sacerdotes, laicos, al camino de la pequeñez, al camino de la humildad”.
 
Este particular apostolado de llevar mensaje y reliquias de santa Mariam por el mundo, le ha situado también como testigo de la experiencia de Dios en miles de personas receptoras de ese mensaje o que han estado en contacto con las reliquias.  “Las reliquias -dice William- por sí solas no pueden hacer milagros, porque simplemente son objetos que ya están muertos, no tienen vida. Pero hay un canto que un día yo escuché que dice: Con la sombra de Pedro los enfermos se sanaban, no era la sombra, ni tampoco Pedro, sino el espíritu del Nazareno que por medio de ellas hacían grandes milagros. Así como Jesús curó y la mujer con solo tocar el vestido de Jesús quedó curada, también muchas personas reciben gracias extraordinarias -físicas y espirituales- al tener contacto con objetos o con partes de personas que vivieron una vida ejemplar, como los santos”, finaliza.
 


Las parroquias o comunidades que quieran recibir el testimonio de William junto a algunas reliquias de Santa Mariam que él puede llevar, deben enviar una solicitud autorizada por el obispo de la diócesis que recibiría la visita a: fundación_mariarm@yahoo.es

 

Compartir en:

Portaluz te recomienda