"Yo era un delincuente, hasta que por primera vez en mi vida me sentí amado"

18 de marzo de 2020

Con estas sinceras palabras el joven francés Raphaël Azarias resume un breve testimonio de su vida y que ha registrado en video.

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“Yo era un hombre joven, delincuente, que hacía mucho daño. No sólo hería a gente de forma física y verbal a gente que no conocía, sino también a sus familias y a sus madres. Estaba muy perdido. No lograba darle un sentido a mi vida, ni un lugar donde reposar o algún punto de referencia. Así fue como fui expulsado de muchas escuelas públicas y acabé pasando un tiempo en la cárcel”.
 
Con estas sinceras palabras el joven francés Raphaël Azarias inicia un breve testimonio de su vida y que ha registrado en video de KTO (ver a continuación), para dar razón de su gratitud a Dios.
 
Dios, el Padre que nos ama




“Mi madre siempre insistía en que fuera a la escuela, no sé cómo se las arregló para convencer a mi padre, que era un musulmán radical. Mi madre estaba realmente sufriendo en lo íntimo. Su hermana, que era católica, le dijo: Dámelo, tráelo a mi casa, haré todo lo posible para encontrarle una escuela.

Como esta señora no la conocía muy bien y la odiaba, solía pararme frente a su puerta y recitar mis suras sólo para herirla. Pero cuando terminaba, ella apagaba la vela que yo había encendido y encendía la lámpara eléctrica por mí diciéndome: De esta manera te herirás menos los ojos. Era un acto de amor, cotidiano, que empezó a hacer nuestra relación más fluida.
 
Un día lluvioso caminando dentro de un bosque, escuché en lo profundo de mi corazón una voz que me decía: «¿De verdad quieres ser así?» Me detuve bruscamente, como si toda mi vida hubiera pasado por delante de mí y me agaché, llorando. Lloraba porque era como si tuviera la imagen de una persona que daba su vida por mí, diciendo: «Escucha, te redimí, di mi vida por ti, ahora, si quieres, la única lucha que te queda es seguirme o quedarte donde estás». Me sentí amado por primera vez. Tiempo después me impresionó mucho descubrir el amor en la Biblia, el Salmo 40, que dice: "Me sacó de la fosa fatal, del fango cenagoso; asentó mis pies sobre la roca, consolidó mis pasos". Fue por ello que continué leyéndola.
 
El libro de Tobías ha sido un punto de inflexión en mi vida y por ello tomé como nombre al bautizarme Rafael Azarías. El día de mi bautismo, mi madre vino y me dijo antes de la misa: ¿Sabes?, cuando estaba embarazada de ti soñé con una señora vestida de blanco y azul, que vino me tomó la mano, me llevó a un pozo, me dio de beber y me dijo: «Este es el fruto que te salvará». En la misa, el sacerdote leyó en el libro de Jeremías: «Cuando estabas en el vientre de tu madre, te conocí, te guie y te hice profeta de las naciones». Esto me hizo llorar, literalmente. Lloré todas las lágrimas de mi cuerpo y me di cuenta de que era amado, amado por Dios y allí Dios me adoptó como hijo, pero yo también lo recibí como padre, lo acepté como padre, lo acepté de verdad como padre y fue la primera vez en mi vida que me atreví a decir: «Dios eres mi padre» porque antes nunca me atreví a decirlo.”
 
 

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