Allison Gingras y su esposo Kevin, con los hijos de ambos.

Allison y Kevin son padres adoptivos "gracias a la Adoración Eucarística"

15 de junio de 2020

"No hay un límite de tiempo que sea perfecto. Dios es feliz con cualquier cantidad de tiempo que le des. Él bendecirá el tiempo que le des, especialmente cuando no creas que lo tienes dado".

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Son cientos los testimonios publicados en Portaluz de mujeres y hombres, de todos los continentes, cuyas vidas han sido transformadas por el encuentro sanador, liberador, vital, con Jesucristo Eucaristía.
 
Procesos de conversión, de salud restaurada, incluso no pocos hechos extraordinarios, dan cuenta de estas experiencias que también ahora nos comparte una mujer norteamericana.
 
Si solo hubiese dependido de sus capacidades humanas, Allison Gingras, una católica de 50 años, oriunda de Massachusetts (USA), reconoce que jamás habría podido viajar a China para adoptar a una niña con necesidades especiales. Y esto fue lo que ella y su esposo hicieron.
 
"Sólo a través del poder de la Eucaristía, del sacramento, pude hacerlo", testimonia al portal de noticias OSV esta madre, quien también es una conocida conferencista católica, escritora y adoradora eucarística por más de 12 años.
 
Fue por invitación de una amiga que se apuntó a una Hora Santa un fin de semana en la capilla de adoración perpetua de su parroquia, aunque no sabía mucho sobre la adoración eucarística. Sería un amor a primera vista… “Empecé a ir, y me enamoré de la paz que encontré allí (…) Empecé a sentirme diferente. Soy una persona muy ansiosa, y empecé a experimentar una paz que nunca había experimentado", señala.
 
La fidelidad y constancia a la Adoración fueron sanando su relación con Dios. De sentir en el alma miedo ante Dios, de asistir a misa los domingos por cumplir una norma establecida que podría evitarle ir al infierno; gracias a la Adoración comenzó a gustar el amar y ser amada por Cristo. “Desde que fui a la Adoración y pasando ese tiempo en su presencia, siento que mi fe es ahora más una relación (…) No se basa en el miedo, sino en el amor y en el deseo de querer conocerle más y estar con Él".



Fue así como las gracias de Dios recibidas durante la adoración les permitieron discernir y reunir el coraje personal para viajar a China y adoptar a su hija, Faith. También atribuye a la adoración el haberle permitido a ella y a su marido, Kevin, que es diácono, sobrellevar un momento económicamente difícil hace unos años.
 
"No creo que lo hubiéramos atravesado tan pacíficamente y tan bien como lo hicimos si no hubiéramos pasado tiempo juntos en oración en la adoración", cuenta Allison, quien acude a su encuentro con Cristo Eucaristía, Dios, dos tardes cada semana y una noche con su marido.
 
"No hay una forma perfecta de ir a la adoración", afirma y agrega para finalizar: "No hay un límite de tiempo que sea perfecto. Dios es feliz con cualquier cantidad de tiempo que le des. Él bendecirá el tiempo que le des, especialmente cuando no creas que lo tienes dado".

 

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