Un joven político italiano, se declara homosexual, combate las leyes LGBT y pide a la Iglesia "no adaptarse al mundo"

06 de noviembre de 2020

"Entiendo que los medios de comunicación necesitan caricaturas y estereotipos, para simplificar todo según la lógica maniquea, pero hay una gran zona gris en el medio, hay muchos que viven de forma diferente, que tienen otras opiniones o estilos de vida".

Compartir en:



"No cambiaría ni una coma del Magisterio de la Iglesia. La Iglesia existe precisamente para ser un ‘signo de contradicción’ con respecto a la mentalidad del mundo. Nunca querría que la Iglesia se acomodara a mis deseos o a mis pensamientos sólo para hacerme sentir bien con mi conciencia".

Así se expresa en diálogo con Revista Tempi Umberto La Morgia, un romano de treinta años involucrado en la política. “Es de derechas, católico y homosexual”, destacan en Tempi y recuerdan sus primeros pasos en la escena pública cuando presentó una tesis sobre la cultura del aborto y el control de la natalidad en el seno del organismo de las Naciones Unidas de la Unión Europea. "Me presenté a la discusión y eran casi todas mujeres. Terminó mal: sólo me dieron dos puntos. Sin embargo, luego logré llevarlo al Papa Benedicto XVI a quien se lo había dedicado con las palabras ‘al gigante de la humildad y el sigilo’. Eran los días de la renuncia al trono papal y nunca hubiera imaginado, poco después, recibir una carta suya en la que me agradeciera mi compromiso en la defensa de lo sagrado de la vida y en la que me pidiera perdón por el retraso de la carta: ‘Pero sabe usted que antes de escribir estoy acostumbrado a leer lo que me envían’, decía más o menos. Fue una gran satisfacción y valía mucho más que cualquier otro juicio", recuerda Umberto.
 
Salidas del clóset y estereotipos
 
En las últimas elecciones municipales este joven italiano, representando un partido de derecha, logró ser electo concejal de Casalecchio di Reno (Bolonia), uno de los municipios más rojos de Italia.
 
Un mes después de las elecciones contó a la prensa que era homosexual. ¿Por qué? “Porque no me pareció correcto -inicia a responder Umberto- que cuando se trataba de la homosexualidad la única voz que escuchaba la ciudadanía era la del llamado mundo LGBT, el anticatólico, que presenta a la derecha como homofóbica y retrógrada. ¿Por qué sólo Vladimir Luxuria o Imma Battaglia representan a los homosexuales? ¿Por qué en las emisiones de televisión sólo los invitan a ellos o a Mario Adinolfi como contrapartida? Entiendo que los medios de comunicación necesitan caricaturas y estereotipos, para simplificar todo según la lógica maniquea, pero hay una gran zona gris en el medio, hay muchos que viven de forma diferente, que tienen otras opiniones o estilos de vida. ¡Nosotros también existimos! No sólo los que bailan semidesnudos en las carrozas durante el Orgullo Gay o que han hecho de la victimización su bandera", argumenta.
 
Su firme oposición al Proyecto de Ley del parlamentario Alessandro Zan “contra la homotransfobia” le ha ganado un espacio en el debate público y estos son sus argumentos: "El texto -reclama Umberto- se construye a partir de una exageración de datos. Según cifras oficiales proporcionadas por el Oscad (Osservatorio per la sicurezza contro gli atti discriminatori, ed) no existe actualmente ninguna ‘emergencia homofóbica’ en Italia. Los partidarios de la ley sostienen que hay muchas denuncias que no se presentan, pero este es un argumento escurridizo que no se basa en datos reales y numéricamente seguros. La otra cuestión que no me convence es presentar al homosexual como una ‘persona frágil’, porque esto abre un frente potencialmente infinito de ‘víctimas’. Hay personas que son intimidadas porque son obesas, porque se las considera feas o porque tienen orejas grandes, pero a nadie se le ocurriría hacer una ley ad hoc para ‘protegerlas’. Sobre todo porque las leyes en nuestro sistema ya existen y no castigan un sentimiento (odio), sino actos. El texto de Zan va un paso más allá en una dirección liberticida (que mata la libertad, ed) al atacar las opiniones: castiga con fuertes multas e incluso con prisión a aquellos que discriminan o instigan a la discriminación basada en el sexo, el género, la orientación sexual y la identidad de género. Pero, ¿qué es la identidad de género? Aquí ya tenemos un problema”.
 
Todo en las manos de los jueces



Muchas personas en Italia están de acuerdo con los planteamientos de Umberto La Morgia porque textos legales como el del parlamentario A. Zan -señala Tempi- dejan abierto el campo a una nueva discriminación pues aunque no definen qué es la homofobia, prevén sanciones para quienes los jueces consideren homófobos. "¿Cuál es la diferencia entre la libre expresión del pensamiento y la incitación al odio? -añade La Morgia- ¿Quién decide eso y en base a qué? El odio es un sentimiento, ¿cómo lo castigas? ¿Se castigan los gestos y los actos concretos que pueden llevar a acciones violentas, y todo lo demás? Si pongo en línea una petición contra el vientre de alquiler, ¿puede considerarse un acto de incitación al odio? Si me niego a permitir que un atleta transexual participe en una competición de atletismo femenino, ¿es esto discriminación?". Así, prosigue La Morgia, nos dirigimos hacia el "lejano oeste del odio, donde todo queda en manos de los jueces que, sin tener una ley que proporcione un criterio claro, les obliga a ‘interpretar’. Es la muerte de la ley".
 
El otro aspecto sobre el que alerta Umberto La Morgia "es que esta ley legitima la propaganda en las escuelas, forrajeando asociaciones lgbt. Dejaría a los niños solos. Ya ahora, lo veo, hay un gran impulso para promover la transexualidad o la llamada fluidez de género en los menores y esta ideología ya está afectando al lenguaje con toda su serie de sufijos con asteriscos, schwa (Ə) para imponer una forma de expresión que llaman ‘inclusiva’".

Una Iglesia que ilumine al mundo



La Morgia es además el promotor y primer firmante de una carta que en los últimos días ha sido enviada a la página web Vaticana vaticannews.va. Está firmada por doce "homosexuales católicos y no católicos" en la que plantean su perplejidad tras el docufilm Francesco del director ruso Evgeny Afineevsky presentado en el Festival de Cine de Roma. "Vi una gran confusión y sentí la necesidad de escribir esa carta para expresar mi consternación por la manipulación de las palabras de Francisco. El Papa, en ciertos temas, siempre ha hablado claramente y creo que la Iglesia debe ser muy cuidadosa para permitir que un cierto tipo de mensaje sea transmitido usando la misma figura del Santo Padre. Un cierto mundo secularista no espera más que esto: justificar, subvirtiendo las palabras de la única autoridad que aún ‘contradice’ el espíritu del siglo, sus propias elecciones. Quieren lavar su conciencia, pero la Iglesia debe tener cuidado de no prestarles su lado".
 
“Para mí, católico -concluye La Morgia-, la Iglesia sigue siendo un punto de referencia, un faro, una estrella polar, porque me permite levantarme, mirar hacia arriba, incluso y sobre todo con todos mis defectos. No soy perfecto, pero precisamente por eso sé que cuando voy a la iglesia puedo encontrar un estímulo, puedo encontrarme a mí mismo cuando estoy perdido. La Iglesia no debe adaptarse al mundo, sino iluminarlo. Una madre dice sí y dice no. Cada uno es luego libre de actuar como mejor le parezca. Se puede aceptar o no su consejo, se pueden seguir todos los preceptos o no, pero no dejan de ser válidos, aunque sean exigentes. La Iglesia debe ser un signo de contradicción, no de homologación".

 

Compartir en:

Portaluz te recomienda