Investigación advierte que la iglesia «no está entendiendo a las nuevas generaciones»

20 de mayo de 2021

"La sensibilidad religiosa de los jóvenes está sufriendo una profunda transformación: no está desapareciendo, sino que está cambiando como consecuencia de la progresiva marginación del cristianismo en la sociedad".

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Como fruto de una reciente y extensa investigación, basada en una encuesta a jóvenes de diversas regiones de Italia, realizada por el Observatorio de la Juventud del Instituto Toniolo, se ha publicado el documento “Niente sarà più come prima. Giovani, pandemia e senso della vita” (Nada volverá a ser como antes. Los jóvenes, la pandemia y el sentido de la vida), editado por Paola Bignardi y padre Stefano Didonè.
 
Entrevistada por la agencia de noticias italiana SIR, la experta en educación, publicista y ex presidenta de la Acción Católica de Italia, Paola Bignardi, dice que entre las conclusiones de la investigación se puede afirmar que “existe una relación entre la fe y las interrogantes que el Covid ha contribuido a plantear. La fe, más que nunca, parece desafiada por las interrogantes sobre la existencia”. La Iglesia, advierte Bignardi, “debería escuchar, partiendo de la conciencia de que no está entendiendo a las nuevas generaciones ...” y añade que de hacerlo “sería una ganancia para todos”.
 
Los jóvenes no son “ateos”, sino que están en búsqueda, señala el estudio del Instituto Toniolo. “La sensibilidad religiosa de los jóvenes está sufriendo una profunda transformación: no está desapareciendo, sino que está cambiando como consecuencia de la progresiva marginación del cristianismo en la sociedad, cuyos efectos se manifiestan también en la desaparición de las respuestas de la fe a las preguntas de la vida”, escriben los editores en la introducción del volumen. “El escenario italiano sigue caracterizándose por una cultura católica que sirve más de fondo al mundo de los adultos, también en crisis de identidad, que al de los jóvenes, más abiertos a nuevas contaminaciones culturales y religiosas”, alertan. Entonces, ¿cómo está cambiando la actitud de las generaciones más jóvenes hacia la cuestión religiosa y, en general, hacia la vida? Sobre ello responde Paola Bignardi.
 
Profesora, empecemos por el título: “Nada volverá a ser como antes”. Lo hemos oído y dicho muchas veces. ¿Cuáles cree que serán los aspectos de la existencia humana que se verán más afectados por el estallido de la pandemia?
De hecho, esta expresión ha estado muy presente desde hace tiempo en los debates sobre los efectos de la pandemia. En algunos casos parecía una expresión ingenua de algún optimista extremo, en otros parecía expresar la conciencia de que un acontecimiento de esta magnitud ha introducido en la vida del planeta una fractura que marca un antes y un después. Ciertamente, la pandemia tendrá sus efectos en la economía, en el trabajo, en los hábitos de todos; ya hoy podemos ver cuánto está contribuyendo a aumentar las desigualdades. Sin embargo, hay cambios que son aún más importantes que éstos, aunque sean invisibles: son cambios interiores, se refieren a las preguntas que la gente se hace sobre la vida. La pandemia ha hecho aflorar nuevas preguntas que parecían haber quedado relegadas para siempre.
 
Hablemos de los menores de 30 años: padres, profesores, educadores informan de los fuertes efectos que ha tenido en los jóvenes este año de cierres, interrupción de clases, suspensión de amistades y relaciones... ¿Qué efectos está produciendo la pandemia en su forma de afrontar el presente y el futuro?
Para muchos jóvenes la necesidad de permanecer encerrados en casa durante días ha sido una experiencia nueva que afecta de lleno a su mundo relacional. El mundo de la familia fue un descubrimiento para algunos: padres y hermanos aparecían como extraños. Estar con ellos en una relación continua y estrecha fue una agradable sorpresa para algunos, mientras que para otros exacerbó las tensiones y provocó conflictos. Sobre todo, los jóvenes echaban de menos a sus compañeros y la posibilidad de estar con amigos y compañeros de colegio o de deporte en esa relación espontánea, cómplice o desenfadada que forma parte de su vida cotidiana. Y así han comprendido lo importante que son las relaciones; sin haberlo vivido, en el encierro han tomado conciencia de ello.
 
Los jóvenes y el sentido de la vida: ¿qué preguntas se hacen? ¿Cuáles son los puntos de referencia?
La cuestión del sentido de la vida también ha surgido de una manera nueva. Al enfrentarse a su fragilidad, la vida ha aparecido en su preciosidad, en su delicada belleza. Ante la perspectiva de la muerte como un hecho que puede ser inminente, la cuestión de qué hacer con la propia vida se impone de manera abrumadora e induce a muchos jóvenes a "cambiar sus prioridades", como afirma más de uno de los entrevistados.


 
Demasiadas veces decimos que nuestra sociedad está envejeciendo y, al mismo tiempo, que los espacios para los jóvenes -en la economía, en la política, incluso en la Iglesia- están restringidos. Si escucháramos, ¿qué nos enseñarían los jóvenes de hoy?
Respondo citando el fragmento de una entrevista a una joven: "La muerte nos enseña que no hay otro tiempo. Si mueres mañana no tendrás más tiempo. Todo lo que has construido se caerá y sólo quedará lo realmente importante, el tiempo que pasas con tu familia, el tiempo que pasas ayudando a la gente en Cáritas...". Parecen expresiones de sabiduría antigua, pero en realidad son los pensamientos de una persona joven de hoy. Quizá haya elementos permanentes y universales en la conciencia profunda de las personas. Escuchar a los jóvenes podría ayudarnos a recuperarlos. Escuchar a los jóvenes es una necesidad, pero no es suficiente: hay que darles espacio. Los jóvenes lo necesitan y todos lo necesitamos. Es necesario recuperar una nueva visión de la vida y acoger esos elementos innovadores que aportan los jóvenes precisamente porque representan un tiempo nuevo. Pero los adultos piden la novedad sólo de palabra; ante las perspectivas innovadoras acaban apelando al "siempre se ha hecho así", incluso en la Iglesia.
 
¿Y existe una relación entre el Covid y la fe?
Más que una relación entre el Covid y la fe, existe una relación entre la fe y las preguntas que el Covid ha contribuido a plantear. La fe, más que nunca, aparece desafiada por las preguntas existenciales.
 
¿Hay algo que la comunidad cristiana pueda hacer, o cambiar, al proponer el mensaje del Evangelio a las nuevas generaciones?
La relación entre los jóvenes y la comunidad cristiana parece haberse interrumpido casi definitivamente. No será fácil retomarla, porque la comunidad cristiana deberá cambiar muchas cosas en su forma de hacer y de pensar, para poder reencontrarse con los jóvenes. Lo primero que podría hacer sería escuchar a los jóvenes: en una escucha convencida y libre, partiendo de la conciencia de que no está entendiendo a las nuevas generaciones. Y que, si algo puede cambiar, depende de la voluntad de la Iglesia por dar un paso hacia ellos. Escuchándolos, comprenderéis que los jóvenes os urgen y os ofrecen la oportunidad de ser una Iglesia mejor, más evangélica, más esencial, capaz de un amor pascual por la vida. Y sería una ganancia para todos.

 

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