La Tilma de la Virgen de Guadalupe se salvó de ser destruida oculta en un ropero

28 de mayo de 2021

La pusieron en el doble fondo de un pequeño ropero para sacarla y burlar el operativo anticlerical, según revela el libro recién publicado: Santa María de Guadalupe a la luz de la historia.

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Uno de los pasajes menos conocidos relacionados con la Sagrada Tilma de la Virgen de Guadalupe ocurrió en 1926, en el marco de la persecución religiosa instrumentada por el gobierno.
 
Ese año, por seguridad y tras diversas amenazas recibidas, la imagen fue extraída de la Basílica de Guadalupe. “Estaba por publicarse una ley oficial que obligaría a los ministros de culto a abandonar el recinto, y tomando en cuenta que eran comunes los ataques contra inmuebles de la Iglesia e imágenes sagradas, el abad de la Basílica don Feliciano Cortés, determinó que era conveniente sacarla y ocultarla”, dice Ana Rita Valero, doctora en Antropología por la UNAM quien ha recogido este acontecimiento en el libro recién publicado: Santa María de Guadalupe a la luz de la historia.


 
La estrategia fue hacer una copia de la imagen, hecha por el maestro Rafael Aguirre, para ponerla en el marco de la Sagrada Tilma. La original se protegió con telas de seda y jerga gruesa. La pusieron en el doble fondo de un pequeño ropero para sacarla y burlar el operativo anticlerical que instaló el gobierno en el Tepeyac.
 
“Ante el peligro de sacarla por la puerta frontal se hizo un orificio en el muro que colindaba con el convento de las Sacramentarias, para poder sacarla y colocarla en un desvencijado camión de mudanzas, lleno de tiliches con rumbo a su resguardo temporal: una casa en el Centro de la Ciudad”, señala al portal Desde la Fe la investigadora Valero.
 
Tres años después, terminada la Guerra Cristera, la imagen regresó a la Basílica de Guadalupe.
 
 

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