Dice ver el futuro y hablar con espíritus. Un canal de televisión en España promociona sus pretendidas artes

01 de junio de 2018

Hasta 19.000 euros al mes gana el personaje presentado por la televisión. Aunque ejerce su ´videncia´ en una forma grotesca, tiene encantados a millones de adictos televidentes.

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El supuesto vidente que por estos días expone en el canal Telecinco de España sus pretendidos dones paranormales, se hace llamar “Maestro Joao” y es uno de los concursantes del reality show “Supervivientes 2018”. Así, al abrigo de una bien estudiada estrategia de comunicación –que estimula el morbo sin medir la ética–, la televisión valida nuevamente artes de un falso ‘vidente’ ante una audiencia cautiva, sumisa, contribuyendo a popularizar estas prácticas esotéricas.
 
El formato de la producción, que se realiza también en otros países, es muy sencillo: un grupo de personas –normalmente vinculadas a la farándula y otras de pretendida fama– son llevadas a una isla (en este caso concreto, de Honduras); seduciendo a los televidentes con los pormenores y banalidades de su convivencia.

Los medios de comunicación aseguran que el Maestro Joao, un hombre de 70 años de edad, es uno de los favoritos, y lo dan como potencial triunfador del concurso, alabando “su actitud positiva y carismática”.
 
¡Un futuro en los glúteos!
 
En una dinámica propia de estas producciones televisivas sin ética alguna, este Maestro Joao se ha dedicado, entre otras cosas, a indagar y augurar el porvenir de sus compañeros (de ambos sexos) de “Supervivientes 2018” a través del tacto de sus cuerpos. Pero no de cualquier parte, sino que revisando sus glúteos y pechos. Todo, por cierto, en el seductor ambiente de una playa caribeña, muy al natural.
 

Esta es una pretendida técnica en la que el pudor y el respeto brillan por su ausencia (ver imagen adjunta, editada). Pero por estrafalario que parezca, el mediático vidente no es el primero que utiliza tales técnicas que son conocidas en los círculos de adivinos como mastomancia (adivinación a través de los pechos) y gluteomancia (a través del trasero).

Preguntado por la presentadora del programa, sorprendida por lo extraño de esta práctica, el Maestro Joao afirmó: “Hay mucha gente que lo practica porque se pueden leer todas las partes del cuerpo”. Y así es: sin ir más lejos, la madre del famoso actor Sylvester Stallone es una de las más conocidas futurólogas de la gluteomancia o ‘rumpología’.

No está de más advertir los riesgos de abuso, incluso sexual, a los que se puede llegar con esta particular actividad; en especial considerando la frecuente situación de vulnerabilidad que viven quienes acuden a videntes, adivinos o semejantes.

Un estafador millonario

Por estos días, uno de los colaboradores del canal que emite “Supervivientes 2018” ha revelado que el Maestro Joao cobraba, antes de entrar a participar en el programa, 80 euros por cada consulta telefónica, y los encuentros personales con los interesados en conocer su futuro serían más costosos, entre 150 y 300 euros la consulta.

En total, el vidente podría llegar a ingresar unos 19.200 euros al mes. Unas ganancias millonarias por su “trabajo” de adivinación a través de líneas telefónicas de alta tarificación.
Un ejemplo podemos verlo en un vídeo al que han tenido acceso algunos medios de comunicación. En él, una mujer llama por teléfono al Maestro Joao quejándose por una factura telefónica de más de 800 euros, a lo que él le contesta: “Te he ayudado mucho y lo que me importa es seguir ayudándote”.

El peligroso circo de los videntes

Para aumentar la validación del Maestro Joao, el canal de televisión reunió hace poco a otros futurólogos que presentó como ‘populares’ en España. La realidad es que son habituales figuras en programas del mismo estilo, y cuya nula credibilidad es suplida por sus frecuentes apariciones mediáticas.

Esperanza Gracia, Aramís Fuster y Sandro Rey se refirieron al vidente como un bufón, con valoraciones muy negativas, afirmando que se burla de sus clientes y que no es serio. Lo que no parece otra cosa que una crítica de la competencia, ya que ellos tampoco destacan por su honradez.

¿Quién es en realidad?

Según informa la web del programa de Telecinco, “Joao Joaquín Castejón es un astrólogo que presenta un programa de televisión de tarot”. Asegura tener la habilidad de “hablar con espíritus” y, como aficiones, “hacer rituales o buscar amuletos”. Queda claro su perfil esotérico, que incluye la adivinación y el espiritismo.

En su sitio personal (en realidad, de negocio), el propio Joao escribe: “Nací vidente y tocado por la gracia de poder quitar el mal de ojo: en el vientre de mi madre lloré y ella lo guardó en silencio sin revelarlo hasta que nací. Al comprobar que tenía la Cruz de Caravaca grabada en el paladar, se confirmó que el pequeño Joao era El Elegido”.

Afirma hablar con espíritus y hacer sanaciones energéticas desde niño. Además, ha aprendido los rituales de la santería, el candomblé, el chamanismo… Asegura que cuando le regalaron una imagen de la Virgen María “mis manos se llenaron de escarcha, señal ésta de que podía obrar milagros de sanación con ellas”.

También utiliza imágenes de santos, ya que dedica una sección de su web a “explicar los milagros de cada Santo que nos asiste y vela por nosotros, así como las velas que debemos utilizar en nuestros rituales y oraciones”. Por supuesto, no se trata de una verdadera devoción, sino de un abuso mágico y supersticioso de los santos.

Su negocio no sólo se limita a las consultas telefónicas o presenciales, para las que puede utilizar diversas técnicas adivinatorias, sino también ofrece un amplio catálogo de productos esotéricos y mágicos, además de proponer diversos rituales para conseguir salud, dinero y amor.

¿Cuál es la postura creyente?

Más allá de todo el componente de estafa económica que aprovecha la credulidad, las dificultades y las debilidades humanas –que ya sostienen una fuerte crítica moral a estos personajes y su “trabajo”–, lo cierto es que la fe cristiana rechaza directamente estas prácticas adivinatorias.

La Sagrada Escritura es meridianamente clara a la hora de valorar el mundo del esoterismo, la magia y la adivinación. En el Antiguo Testamento vemos cómo el pueblo de Israel tuvo que situarse ante unas prácticas que eran comunes en las culturas de su entorno, y Dios tuvo que educarlo en lo que supone la fe.

Los hebreos también acudían a brujos y adivinos, contradiciendo así el primer mandamiento, que manda adorar al único Dios y confiar en Él. Toda práctica mágica o supersticiosa supone, en el fondo, idolatría. El querer conocer el futuro, algo que sólo corresponde a Dios, es una rebelión contra Él, un pecado de soberbia.

En Deuteronomio 18, 10-12 podemos leer: “No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahveh tu Dios y por causa de estas abominaciones desaloja Yahveh tu Dios a esas naciones delante de ti”.

La Iglesia Católica recuerda todo esto en su enseñanza. En el Catecismo puede leerse que todas las formas de adivinación deben rechazarse… La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a médiums… están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios” (n. 2116).

Además, se señala que todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo –aunque sea para procurar la salud–, son gravemente contrarias a la virtud de la religión (n. 2117).

 

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