El nazi conocido como "el animal de Auschwitz" podría estar en el cielo. Impactante video-testimonio

10 de mayo de 2019

A Rudolf Höss le llamaban "el animal", por la orgía de violencia que comandó durante tres años en Auschwitz.

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Cuando hablamos de Rudolf Höss, alguien podría confundirle con el número 2 del nazismo, delfín de Hitler, Rudolf Hess, muerto en la cárcel de Spandau en 1987 tras 40 años de reclusión después de los Juicios de Núremberg.
 
Pero no se trata de Hess. Esta breve crónica habla de la infinita misericordia de Dios, al relatar algunos trazos de la impactante experiencia de conversión vivida por el nazi Rudolf Höss; el mismo a quien se responsabiliza por la cruenta matanza de al menos 2,5 millones de personas asesinadas en el campo de concentración Auschwitz (Polonia), mientras él era su comandante desde 1940 a 1943.
 
Los testigos de esta experiencia de Dios vivida por el “animal de Auschwitz” son algunos de los sobrevivientes de aquel período; en particular el sacerdote jesuita Władysław Lohn, sobreviviente de aquella fábrica de muerte que pretendía la llamada “solución final” del nazismo. Testigos que, además, por uno u otro camino tienen un rasgo común… son seguidores de la conocida devoción revelada a santa Faustina Kowalska: la Divina Misericordia.
 
Criado en la fe católica
 

Por años las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia -a la cual perteneció santa Faustina- conservaron este testimonio… Y el 2 de marzo del año 2016 -en pleno desarrollo del ‘Jubileo de la Misericordia’ convocado por el Papa Francisco- la hermana Gaudia Skass sorprendería a un grupo de fieles de la parroquia St. Mary's en New Haven (USA), al narrar la historia de conversión vivida por el “animal” de Auschwitz, Rudolf Höss. Su testimonio está registrado en el video que puedes ver al final.
 
Höss nació el 25 de noviembre de 1900 en Baden-Baden, Alemania. Era el primer hijo de sus padres quienes, siendo católicos devotos, anhelaban que Rudolf fuera algún día sacerdote. En sus memorias -que escribiría durante su cautiverio tras la caída del nazismo- Rudolf relata que su padre con disciplina estricta, también le inculcó el amor a la patria, la piedad, la obediencia y el cumplimiento del deber.
 
A los 16 años -ya iniciada la Primera Guerra Mundial- Rudolf ingresó al ejército y fue destinado a Turquía donde por méritos propios fue nombrado sargento. Era el más joven con aquel grado. Cuando regresó al hogar, con 17 años, sus padres ya habían fallecido, él era un tipo rudo domesticado para anhelar el poder y casi sin vínculo con Dios o la Iglesia.
 
Las motivaciones del “animal”
 
 
El 14 de junio de 2018 Ignacio Morgado, Director del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona, publicó un artículo en diario El País de España, tras estudiar las memorias de Höss y la historia del exterminio, además de visitar el lugar de los hechos (Auschwitz). “Rudolf Höss era un hombre cuerdo, con conocimientos y sentimientos, que razonaba con frecuencia sobre su propio comportamiento y el de los demás, y que poseía un cierto grado de empatía”, escribe Morgado.
 
Para él, Höss era plenamente consciente de la barbarie maligna que ocurría en Auschwitz según lo que el mismo nazi relata en sus memorias… “Cuando el espectáculo me trastornaba demasiado no podía volver a casa con los míos. Hacía ensillar mi caballo y, cabalgando, me esforzaba por liberarme de mi obsesión”. “A menudo me asaltaba el recuerdo de incidentes ocurridos durante el exterminio; entonces salía de casa porque no podía permanecer en el ambiente íntimo de mi familia”. “Desde el momento en que se procedió al exterminio masivo dejé de sentirme feliz en Auschwitz”. Cuando recibió la consigna de suprimir discretamente a los enfermos y los niños llega a decir: “Nada resulta más difícil que ejecutar tales órdenes fríamente, anulando todo sentimiento de piedad”.
 
¿Por qué entonces Rudolf Hoss no se rebeló y no se negó a ser parte de la brutal matanza? Morgado tiene su juicio que así define en el citado artículo: “Al leer con detalle sus memorias uno descubre que la aparente y calculada frialdad emocional del comandante de Auschwitz ocultaba en realidad su más intenso sentimiento: la ambición del éxito y el poder”.
 
El misterio del amor de Dios
 
Pero Morgado olvida una parte fundamental de la historia de Höss; y es lo que rescata el testimonio dado por la hermana Gaudia. En su exposición ella recuerda que Auschwitz no era solo un lugar donde se asesinaban y experimentaba con judíos. También católicos como San Maximiliano Kolbe y sor Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) pasaron por el lugar.
 
“Un día llevaron allí a toda la comunidad jesuita”, recuerda hermana Gaudia y agrega: “Solo el superior no estaba en casa… Cuando volvió quedó tan lleno de dolor que dijo: «Debo estar con mis hermanos» …” y se coló en el campo de Auschwitz para unirse a ellos. Los guardias le encontraron y lo llevaron ante Höss. “Estaban convencidos de que lo mataría”, señala hermana Gaudia, pero Höss -en un acto que sorprendió a todos- lo dejó ir.
 
Tras la caída del nazismo Rudolf Höss fue capturado, sometido a juicio y condenado a muerte por sus crímenes contra la humanidad. El período previo a su ejecución -que sería en el mismo campo de Auschwitz- transcurrió en una prisión de Wadowice. Allí, dice hermana Gaudia, “estando seguro de que los guardias polacos se vengarían y que sería torturado, sentía mucho temor. Pero quedó sorprendido al extremo, pues los guardias – hombres cuyas mujeres, hijos e hijas, habían muerto en Auschwitz – lo trataban bien. Él no lograba entenderlo”.
 
Esa experiencia, señala hermana Gaudia, abrió el alma del “animal de Auschwitz” a la conversión: “Lo trataron con misericordia. La misericordia es el amor que sabemos que no merecemos. No merecía su perdón, su bondad, su amabilidad. Pero recibió todo esto”. Recordó sus años de infancia, la fe católica vivida en familia y entonces allí en su celda a sus 47 años, Rudolf Höss suplicó a los guardias que viniera un sacerdote. “Quería confesar sus pecados antes de morir”, puntualiza la hermana Gaudia.
 
Aunque “las heridas estaban frescas aún” -prosigue la hermana- los guardias lo intentaron. “Pero no fue fácil encontrar a un sacerdote que quisiera escuchar la confesión de Rudolf Höss. No lograron encontrarlo”, explica. En ese momento Rudolf Höss recordó al sacerdote que había liberado y se lo mencionó a los guardias. Encontrarían al padre Władysław Lohn en el Santuario de la Divina Misericordia de Cracovia, donde era capellán de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, a la cual pertenece hermana Gaudia.
 
El perdón de Dios
 

El padre Władysław acudió a reunirse con Höss. “Fue muy larga” la confesión, dice hermana Gaudia… “y al final le dio la absolución diciendo: «Tus pecados están perdonados. Rudolf Höss, tus pecados están perdonados. Vete en paz»”, declara la religiosa y finaliza testimoniando:
 
Al día siguiente, el padre Władysław volvió a la prisión para dar a Höss la Eucaristía antes de ser ejecutado. “El guardia que estaba presente dijo que fue uno de los momentos más bellos de su vida, ver al ‘animal’ arrodillado, con lágrimas en los ojos, como un niño, mientras recibía la Santa Comunión, mientras recibía a Jesús en su corazón”.
 
 
N. del e.: La voluntad de Dios se expresa en el misterio de su infinita misericordia. Gaudia, Rudolf, Władysław y millones de personas a lo largo de la historia pueden (y podrán) testimoniarlo.


El testimonio de hermana Gaudia en video




 

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