El Papa pide a obispos y sacerdotes: "No dejen solo al santo y fiel pueblo de Dios"

13 de marzo de 2020

"Que el pueblo de Dios se sienta acompañado por los pastores y el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración", dice el Papa Francisco.

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En este día 13 de marzo, séptimo aniversario de su elección como Sumo Pontífice, el Papa Francisco durante la homilía de la Eucaristía matutina celebrada en Casa Santa Marta reiteró su llamado a centrar la vida en Dios, ante la crisis por la pandemia del coronavirus.

"En estos días nos unimos a los enfermos, a las familias, que sufren esta pandemia. Y también me gustaría rezar hoy por los pastores que deben acompañar al pueblo de Dios en esta crisis: que el Señor les dé la fuerza y también la capacidad de elegir los mejores medios para ayudar. Las medidas drásticas no siempre son buenas, por eso rezamos: que el Espíritu Santo dé a los pastores la capacidad pastoral y el discernimiento para que proporcionen medidas que no dejen solo al santo y fiel pueblo de Dios. Que el pueblo de Dios se sienta acompañado por los pastores y el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración".




Luego, comentando las lecturas del día, y en particular la parábola de los viñadores asesinos, el Papa Francisco señaló: "Ambas lecturas son una profecía de la Pasión del Señor. José vendido como esclavo por 20 siclos de plata, entregado a los paganos. Y la parábola de Jesús, que claramente habla simbólicamente del asesinato del Hijo. Esta historia de «un hombre que poseía un pedazo de tierra, plantó una viña allí - el cuidado con el que lo había hecho -, la rodeó con una cerca, cavó un lagar en ella, construyó una torre, lo había hecho bien, luego la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje».
 
Historia de infidelidad

Esta parábola de Jesús, se refiere al pueblo de Dios, el Señor eligió a esa gente, dijo el Papa y agregó: Es el pueblo de la elección. También hay una promesa hecha a Abraham. Y también hay una alianza con el pueblo del Sinaí.  El pueblo de Dios debe tener siempre en su memoria que ha sido el pueblo elegido. En la parábola se habla de la promesa de mirar hacia adelante con esperanza y la alianza de vivir la fidelidad cada día, recordó el Pontífice.

"Pero en esta parábola -prosiguió el Vicario de Cristo- sucede que cuando llegó el momento de cosechar los frutos, esta gente había olvidado que no eran los dueños: «Los viñadores se llevaron a los sirvientes, a uno lo golpearon, a otro lo mataron, a otro lo apedrearon. Luego envió otros sirvientes, más numerosos, pero los trataron de la misma manera». Ciertamente Jesús muestra aquí - está hablando con los doctores de la ley – y cómo los doctores de la ley trataron a los profetas"
 
“Finalmente les envió a su propio hijo, se lee en el Evangelio, pensando que tendrían respeto por su hijo.  «Pero los viñadores, al ver al hijo, se dijeron: 'Este es el heredero'. ¡Vamos, matémoslo y tendremos su herencia!» Esta parábola es una historia de infidelidad, de infidelidad a la elección, a la promesa, a la alianza, que es un don.  La elección, la promesa y la alianza son un don de Dios y esta gente se apropió del don y se lo llevó para convertirlo en ‘su’ propiedad”, destacó el Papa Francisco. 

El pecado de olvidar que Dios se ha hecho don

El Papa enseña que los doctores de la ley han encerrado el don, lo han enjaulado en una doctrina de leyes, han ideologizado el don. Y así, afirmó el Papa… “ha perdido su naturaleza de don, ha terminado en una ideología.

Sobre todo, en una ideología moralista llena de preceptos, incluso ridícula porque se reduce a la casuística para todo. Se apropiaron del don. Este es el gran pecado. Es el pecado de olvidar que Dios se ha hecho un don para nosotros, que Dios nos ha dado esto como un regalo y, olvidando esto, nos convertimos en dueño.  Aquí, en esta actitud, veo el clericalismo, que es una perversión, que siempre niega la libre elección de Dios, la alianza gratuita de Dios, la promesa gratuita de Dios. Se olvida la gratuidad de la revelación, se olvida que Dios se ha manifestado como don, se hizo don por nosotros y nosotros debemos darlo, hacerlo ver a los demás como don, no como una posesión nuestra.

Pidamos hoy al Señor la gracia de recibir el don como un regalo y de transmitir el don como un regalo no como una propiedad, no de una manera sectaria, de una manera rígida, de una manera clericalista".

 

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