Enérgico mensaje del Papa Francisco a la ONU: Exige "nueva mentalidad" en la lucha contra el hambre

26 de julio de 2021

"Producimos alimentos suficientes para todas las personas, pero muchas se quedan sin su pan de cada día. Esto constituye un verdadero escándalo, un crimen que viola derechos humanos básicos. Por lo tanto, es un deber de todos extirpar esta injusticia mediante acciones concretas y buenas prácticas, y a través de políticas locales e internacionales audaces".

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El Papa Francisco ha dirigido un enérgico mensaje al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, con motivo de la pre-Cumbre de la ONU sobre sistemas alimentarios, prevista desde hoy hasta el miércoles 28 de julio en Roma.
 
En sus palabras -que fueron leídas por Monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados- el Santo Padre Francisco destaca que “para alcanzar el objetivo Hambre Cero, no basta con producir alimentos. Se necesita una nueva mentalidad y un nuevo enfoque integral y diseñar sistemas alimentarios que protejan la Tierra y mantengan la dignidad de la persona humana en el centro; que garanticen suficientes alimentos a nivel mundial y promuevan el trabajo digno a nivel local; y que alimenten al mundo hoy, sin comprometer el futuro”.
 
 
 
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
 AL SEÑOR ANTÓNIO GUTERRES,
SECRETARIO GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS,
PARA LA PRE-CUMBRE SOBRE LOS SISTEMAS ALIMENTARIOS DE LA ONU

[ROMA, 26 DE JULIO DE 2021]
 
Excelencias,

Señoras y Señores:


Saludo cordialmente a cuantos participan en este importante encuentro, que pone nuevamente de manifiesto cómo uno de nuestros mayores retos actuales es vencer el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en la era de la COVID-19.

Esta pandemia nos ha enfrentado con las injusticias sistémicas que socavan nuestra unidad como familia humana. Nuestros hermanos y hermanas más pobres, y la Tierra, nuestra Casa Común que "clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella" [1], exigen un cambio radical.

Desarrollamos nuevas tecnologías con las que podemos aumentar la capacidad del planeta para dar frutos, y sin embargo seguimos explotando la naturaleza hasta el punto de esterilizarla [2], ampliando así no solamente desiertos externos sino también desiertos espirituales internos [3]. Producimos alimentos suficientes para todas las personas, pero muchas se quedan sin su pan de cada día. Esto "constituye un verdadero escándalo" [4], un crimen que viola derechos humanos básicos. Por lo tanto, es un deber de todos extirpar esta injusticia [5] mediante acciones concretas y buenas prácticas, y a través de políticas locales e internacionales audaces. 

En esta perspectiva, juega un papel importante la transformación cuidadosa y correcta de los sistemas alimentarios, que debe estar orientada para que sean capaces de aumentar la resiliencia, fortalecer las economías locales, mejorar la nutrición, reducir el desperdicio de alimentos, brindar dietas saludables accesibles para todos, ser ambientalmente sostenible y respetuosas con las culturas locales.

Si queremos garantizar el derecho fundamental a un nivel de vida adecuado [6] y cumplir nuestros compromisos para alcanzar el objetivo Hambre Cero [7], no basta con producir alimentos. Se necesita una nueva mentalidad y un nuevo enfoque integral [8]y diseñar sistemas alimentarios que protejan la Tierra y mantengan la dignidad de la persona humana en el centro; que garanticen suficientes alimentos a nivel mundial y promuevan el trabajo digno a nivel local; y que alimenten al mundo hoy, sin comprometer el futuro.

Es esencial recuperar la centralidad del sector rural, del que depende la satisfacción de muchas necesidades humanas básicas, y es urgente que el sector agropecuario recupere un rol prioritario en el proceso de toma de decisiones políticas y económicas, orientadas a delinear el marco del proceso de “reinicio” post-pandemia que se está construyendo. En este proceso los pequeños agricultores y las familias agrícolas deben ser considerados actores privilegiados. Sus conocimientos tradicionales no deben pasarse por alto ni ignorarse, mientras que su participación directa les permite comprender mejor sus prioridades y necesidades reales. Es importante facilitar el acceso de los pequeños agricultores y de la agricultura familiar a los servicios necesarios para la producción, comercialización y uso de los recursos agrícolas. La familia es un componente esencial de los sistemas alimentarios, porque en la familia “se aprende a disfrutar el fruto de la tierra sin abusar de él y se descubren las mejores herramientas para difundir estilos de vida respetuosos del bien personal y colectivo" [9]. Este reconocimiento debe ir acompañado de políticas e iniciativas que satisfagan plenamente las necesidades de las mujeres rurales, fomenten el empleo de los jóvenes y mejoren el trabajo de los agricultores en las zonas más pobres y remotas.

Somos conscientes de que los intereses económicos individuales, cerrados y conflictivos —pero poderosos— [10] nos impiden diseñar un sistema alimentario que responda a los valores del Bien Común,a la solidaridad y a la “cultura del encuentro”. Si queremos mantener un multilateralismo fructífero [11] y un sistema alimentario basado en la responsabilidad, la justicia, la paz y la unidad de la familia humana es primordial [12].

La crisis a la que actualmente nos enfrentamos es en realidad una oportunidad única para entablar diálogos auténticos, audaces y valientes [13], abordando las raíces de nuestro sistema alimentario injusto.

A lo largo de esta reunión, tenemos la responsabilidad de realizar el sueño de un mundo en donde el pan, el agua, las medicinas y el trabajo fluyan en abundancia y lleguen primero a los más menesterosos. La Santa Sede y la Iglesia católica se pondrán al servicio de este noble fin, ofreciendo su contribución, uniendo fuerzas y voluntades, acciones y sabias decisiones.

Pido a Dios que nadie quede atrás, que toda persona pueda hacer frente a sus necesidades básicas. Que este encuentro para la regeneración de sistemas alimentarios nos ponga en camino para construir una sociedad pacífica y próspera, y sembrar semillas de paz que nos permitan caminar en autentica fraternidad [14].

Vaticano, 26 de julio de 2021
Francisco
 

[1] Papa Francisco, 2015, Laudato Si - Sobre el Cuidado de Nuestra Casa Común, 2.
[2] Cf. Pablo VI, 1971, Octogesima Advenien s, 21.
[3] Benedicto XVI, 2005, Homilía en el solemne inicio del ministerio petrino, 710.
[4] Fratelli Tutti - Sobre la Fraternidad y la Amistad Social, 189.
[5] Cf. Papa Francisco, 2017, Mensaje del Santo Padre Francisco a los Participantes en la 40 Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura (FAO).
[6] Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, 1948, La Declaración Universal de Derechos Humanos.
[7] Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, 2015, Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
[8] Papa Francisco, 2019, Mensaje del Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial de la Alimentación 2019.
[9] Papa Francisco, 2019, Mensaje del Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial de la Alimentación 2019.
[10] Cf. Fratelli Tutti - Sobre la Fraternidad y la Amistad Social, 12, 16, 29, 45, 52.
[11] Cf. Fratelli Tutti - Sobre la Fraternidad y la Amistad Social, 174.
[12] Papa Francisco, 2015, Video Mensaje del Santo Padre Francisco con ocasión de la 75 Asamblea General de las Naciones Unidas .
[13] Cf. Fratelli Tutti - Sobre la Fraternidad y la Amistad Social, 201-203.
[14] Cf. Fratelli Tutti - Sobre la Fraternidad y la Amistad Social, 2.
 
 
Fuente: Vatican.va

 

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