La esperanza que da sentido a Feleica Langdon

Nació con Síndrome de Turner, perdonó a su madre que pensó en abortarla y defiende la vida "sin excepción"

10 de junio de 2016

Su activismo, que defiende los derechos humanos de quienes "no tienen voz", radica en una certeza que Feleica declara feliz: "He conseguido experimentar el amor de mi Dios y de mi cónyuge".

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“Mis comienzos fueron difíciles. Tras mi nacimiento, sufrí convulsiones, tuve líquido en el cerebro y en los pulmones que casi colapsaron. Pasé varias semanas en el hospital de St. Johns, Terranova, Canadá. Con el tiempo, el médico ha determinado que tengo el Síndrome de Turner. Sólo el 2% de las niñas con mi condición sobrevive al nacimiento. El 76% de los que, como yo, son diagnosticados prenatalmente son abortados - ni siquiera se les da la oportunidad de nacer. No sólo  sobreviví a la muerte natural y escapé del aborto sino que nací a término. Ya ves, yo era una luchadora incluso en el útero”.
 
Con esta emotiva declaración que destacan esta semana varios portales de noticias (entre ellos Life News), inicia su testimonio la joven canadiense de 29 años Feleica Langdon, bloguera del portal salvarel1.com y que sostiene también una página en Facebook para coordinar campañas en defensa de la vida, sin excepción.

La esperanza y el amor triunfan
 

 

Feleica remarca que todo ser humano tiene derecho al cuidado y promoción de su vida desde el momento de la concepción. Ella ha sido valiente no sólo para superar la enfermedad, sino otros dolores del alma, enraizados en su historia familiar. Sus propios padres no sabían, hasta su nacimiento, que ella padecía el Síndrome de Turner. “Cuando estaba en Secundaria, le pregunté a mi madre una pregunta difícil: «Si hubieras sabido que tenía el Síndrome de Turner, ¿hubieras abortado?» Su respuesta fue: «Lo más probable es que sí»”. A pesar de que esa respuesta la descolocó y aún le duele, dice, aprendió a perdonar y a centrarse en ser feliz... “Una enfermera me animó una vez: «Usted no es de 'Turner', usted es Feleica que, simplemente, tiene Turner; así que no deje que su diagnóstico la condicione». Unas profundas palabras que me tomé en serio”, señala.
 
Su hermana cuatro años mayor nació sin el peso de una enfermedad y Felicia recuerda que sus padres no hicieron jamás diferencias en el trato ni la educación. Por ello, cuando siendo adolescente escuchó decir a su madre que “probablemente me habría abortado”, no se le ocurrió preguntar sobre esto a su padre… “Sé que no podría soportar  que me dijera lo mismo”, puntualiza.

“¡Nos merecemos una oportunidad!”

Hoy a sus 29 años, se declara una mujer feliz y sana. “He conseguido experimentar el amor de mi Dios y de mi cónyuge”, explica, valorando las cosas simples de cada día… “Voy a  trabajar y mantengo a mi familia; hago  reír a mi sobrino; puedo ver las estrellas; consigo cantar en la ducha y reír con mis seres queridos con tanta fuerza que me duele el estómago; y agradezco  lo que la vida me dio”. 

Como consecuencia del Síndrome de Turner, hoy la cruz de Feleica es que no puede tener hijos biológicos. Pero lo ha superado apoyándose en el amor de su marido… “Nos conocimos hace siete años a través de un sitio web de citas. Es también de Terranova. En cuanto  lo conocí le expliqué mi diagnóstico y que era incapaz de tener hijos, porque sabía que era importante para mí encontrar a alguien que amara de todos modos. Mi marido dijo: «Los motivos para amarte no dependen de si eres o no  capaz de tener hijos». Él dice  que me ama por lo que soy…”.

Cuenta que el vínculo con su esposo se ha fortalecido en estos cuatro años que llevan apoyando causas en defensa de la vida “sin excepciones”, destaca Feleica. Las familias necesitan recursos y estímulo, no una "salida", señala, invitando a defender a quienes “no tienen voz y a las mujeres embarazadas que necesitan que alguien las escuche”… 

Con la autoridad que le da su propia historia, esta mujer invita a los padres de niños con capacidades diferentes a “centrarse en ayudarles a descubrir los dones que pueden dar a este mundo... Si me hablas de excepciones, yo te mostraré mi vida. Pero no se trata sólo de mí. Se trata de todos aquellos que están en el punto de mira porque no pueden hablar por sí mismos. ¡Nos merecemos una oportunidad!”.

 

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