Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa protegió a Milan en un campo de trabajo comunista

15 de septiembre de 2017

"El gobierno puso a muchos obispos y sacerdotes en prisión con acusaciones falsas de espionaje, acaparamiento de armas y acusaciones similares sin fundamento".

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El doctor Milan Beres tenía quince años de edad cuando le regalaron, por primera vez en su vida, una medalla de la Inmaculada, conocida popularmente como: Medalla Milagrosa. Iniciaba la década de 1950 y conocía muy bien los riesgos que representaba regalar o usar tales objetos en Checoslovaquia, estando gobernada por el Partido Comunista…
 
“Erradicar la religión era un objetivo del gobierno y comenzó suprimiendo cualquier expresión pública de actividad religiosa. Los maestros y empleados de las posiciones más altas, debían cancelar formalmente todo vínculo con parroquias bajo amenaza de perder sus trabajos. El gobierno puso a muchos obispos y sacerdotes en prisión con acusaciones falsas de espionaje, acaparamiento de armas y acusaciones similares sin fundamento. En estas circunstancias, seminaristas y sacerdotes pasaron a la clandestinidad”, testimonia Milan.
 
Recuerda que a su grupo de amigos se unió aquel año un joven algo mayor y quien, cada vez que salían de excursión -a resguardo de oídos y ojos indiscretos-, se las ingeniaba para hablarles de moral y temas de religión. Tras algún tiempo de conocerle, les regaló a cada uno la valorada medalla donde está acuñada la imagen de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa (festividad el 27 de noviembre). “Nos contó la historia detrás de ella y pidió que orásemos los unos por los otros, todos los días, al mediodía: Padrenuestro, Ave María, Gloría al Padre… y la breve oración: «¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti!»”, confirma Milan señalando que después de muchos años descubrieron que ese amigo era uno de los seminaristas -luego sería sacerdote- que se había visto forzado a vivir como tal en clandestinidad.

Sin miedo a mostrar su fe

Al verano siguiente de haber recibido esa Medalla, Milan junto a otros miles de jóvenes -como era habitual bajo el régimen-, debía participar en algún campo de trabajo comunista. Su labor era ser ayudante en la construcción de edificios de apartamentos. Recuerda bien que por entonces no existían grúas ni tecnología avanzada y para llevar los materiales a las plantas superiores usaban una plataforma rudimentaria sostenida por poleas construida junto al andamio. El motor para impulsar la “jaula”, recuerda Milan, estaba en la base con todos los grandes engranajes, ruedas y poleas en movimiento, expuestos.
 
No usaban tampoco, dice, ropa ni calzado especial, sino apenas unos pantalones cortos y camiseta que en el caso de Milan dejaba ver su medalla colgada al cuello por una delgada cadena de plata. “Un día el supervisor señaló mi Medalla, y dijo que no la llevara. No parecía una orden severa. ¿Le preocupaba que pudiera meterme en problemas siendo acusado de ‘fanatismo religioso’, acusación comúnmente usada para acosar a los creyentes? Por supuesto no había ningún problema para la seguridad (de la obra) así es que no me la quité”.

María estaba conmigo

Un par de días después, mientras pasaba muy cerca del motor que movía al rudimentario ascensor de materiales, el ruido repentino de una mezcladora de cemento lo distrajo… “Tropecé y caí en esa maraña de engranajes y poleas en movimiento”.  

Los compañeros de trabajo que estaban más cercanos corrieron a socorrerlo. Detuvieron el motor lo sacaron y -temiendo por su vida- le recostaron “suavemente” en el suelo, recuerda Milan. Sin embargo para sorpresa de todos, el  joven se puso en pie y lo primero que hizo fue llevar su mano al cuello buscando la querida Medalla Milagrosa. “Encontré la cadena rota enredada en mi camiseta, con la Medalla todavía unida. Estaba un poco sacudido, pero no sentía ningún dolor. Aparte de un pequeño moretón en mi hombro izquierdo, no había signos de lesión”.

El doctor Milan Beres (imagen a la izquierda) vive hoy con su esposa y dos hijos en Connecticut (Estados Unidos), donde llegó como emigrante el año 1968 huyendo del régimen comunista. Sigue fiel a su devoción mariana, agradeciendo la explícita mediación de la Santísima Virgen María en su vida. “Creo que María estaba conmigo ese día, y me alegro de haber llevado mi Medalla. Todavía la conservo aunque perdí contacto con el sacerdote que me la dio”. Su testimonio es parte de los contenidos en la web oficial del “Santuario de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa” (140 rue du Bac 75340 Paris Cedex 07 ), al cual puedes acceder online para enviar tus intenciones particulares pulsando aquí .
 

 
Breve historia de la Medalla Milagrosa
 
Entre las medallas que acuñan la devoción mariana, una de las más valoradas por los fieles es la medalla de la Inmaculada, conocida en el mundo entero con el nombre de: Medalla Milagrosa.
 
Tuvo su origen en las apariciones de la Santísima Virgen María el año 1830 a una novicia de las Hijas de la Caridad San Vicente de Paul, santa Catalina Labouré, en una capilla hoy situada sobre el n° 140 de la rue du Bac de París (Francia).
 
“Haz acuñar una medalla con este modelo; todas las personas que la lleven recibirán grandes gracias, especialmente llevándola en el cuello. Las gracias serán abundantes para las personas que la lleven con confianza”, pidió la Santísima Virgen María el 27 de noviembre de 1830, en París, a santa Catalina Labouré.
 
En su explícito simbolismo, la Medalla Milagrosa contiene acuñados los misterios de la fe cristiana. Evoca así los la Encarnación y la Redención de Jesucristo, los designios del amor salvífico de Dios manifiestos en la Inmaculada Concepción, el amor del Corazón de Cristo y el de su Madre para todos los hombres, la maternidad universal de la Santísima Virgen María, el misterio redentor confiado a la Iglesia, las relaciones entre el cielo y la tierra.
 
Se cuentan por miles quienes valoran y testimonian haber recibido gracias de Dios al portar esta Medalla. Ya sea anónimos fieles de todo el mundo, hombres, mujeres, obispos e incluso Papas. Si deseas conocer en detalle sobre la Medalla Milagrosa, su Novena y asuntos relacionados, accede online a los contenidos en español que desde París pone a disposición el Santuario pulsando aquí
 
 

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