El 6 de junio, una mujer cristiana llamada Shazia Bibi, que trabajaba en la Universidad de Ciencias de la Gestión de Lahore (LUMS), desapareció en Lahore, Pakistán, y más tarde fue hallada muerta. La noticia no se difundió en las redes sociales hasta el 1 de julio, después de que la policía detuviera a un sospechoso.
La policía de Punjab emitió un comunicado en el que culpaba a la víctima. Afirmaba que la mujer, viuda, había iniciado una relación con el acusado y había intentado chantajearle, hasta que la mató.
La Policía de Punjab declaró: "Dar un tinte religioso a los motivos del asesinato es inapropiado y totalmente contrario a los hechos. Se están llevando a cabo nuevas investigaciones, el caso se resolverá de acuerdo con los requisitos de la justicia y la ley, y los culpables serán castigados."
Sin embargo, la comunidad anglicana, a la que pertenecía Shazia Bibi, llevó a cabo su propia investigación y afirma rotundamente que la policía miente. El obispo Azad Marshall, obispo moderador de la Iglesia de Pakistán (anglicana), declaró (a través de Twitter): "Nuestros corazones están con los hijos y familiares de Shazia Bibi, que fue secuestrada, violada en grupo, asesinada y su cuerpo rociado con ácido por cuatro hombres musulmanes el 6 de junio, después de que ella rechazara repetidamente los intentos de convertirse a la fuerza y casarse con el principal acusado. Shazia era el único sostén de sus hijos tras el presunto asesinato de su esposo en 2021. Aunque el principal acusado ha sido detenido y también ha admitido el sangriento crimen, se está intentando presionar a la familia para que se reconcilie con los asesinos. Exigimos justicia para la familia de la víctima e instamos al gobierno a que garantice su seguridad ante las graves amenazas".