Piden a Papa Francisco que visite Siria

20 de abril de 2018

"Papa Francisco, hermano, necesitamos tenerte aquí nuestro lado".

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Bajo el cielo de Siria por siete años millones han padecido los horrores de la violencia y sus voces no han parado de pedir acciones que consoliden la paz. Tras los últimos ataques mancomunados de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, con el respaldo de otros países occidentales que –según las declaraciones oficiales- pretendían ser un castigo y advertencia, Revista Famiglia Cristiana y el portal In Terris nos traen el testimonio de una testigo directo, que vive en Damasco: la Hermana Yola Girges, de las Misioneras del Inmaculado Corazón de María.

Esta damascena de nacimiento, es originaria de una familia de Ghassaniyeh, una de las aldeas cristianas del norte, en la provincia de Idlib, que se ha convertido en el último bastión de los terroristas de Isis y Al Nusrah. En Ghassaniyeh, entre otras cosas, en 2013, los islamistas asesinaron al sacerdote siro-católico François Mourad.
 
Entrevistada por teléfono, la hermana Yola pide al Santo Padre que considere una visita apostólica a ese país. "Tener al Papa Francisco aquí en Siria entre nosotros. Es una de las esperanzas que nos hacen afrontar tantas tragedias y dificultades con un espíritu más fuerte y seguro".
 
Urge que el mundo conozca la verdad de lo que ocurre en Siria señala la hermana Yola, acusando un complot alentado desde la ONU…
 

Los países que coordinaron el ataque acusan al gobierno sirio de haber utilizado armas químicas, pero todavía no hay pruebas. ¿Qué idea tienes sobre este tema?
Estamos acostumbrados a eso también. Tres veces en estos siete años el gobierno ha sido acusado de usar armas químicas contra civiles. Pero los que han hecho esta acusación, en mi opinión, no son muy inteligentes, porque es una acusación que no es creíble. El ejército ya ha ganado, luchando honorablemente con sus aliados, ¿qué obtendría del uso de armas químicas sino la indignación y las amenazas internacionales? Y entonces sería absurdo utilizar estas armas contra civiles en lugar de contra terroristas. Más bien, la idea que tenemos es que son ellos, los terroristas, los que utilizan armas químicas y luego echan la culpa al gobierno.
 
¿En qué  basa esta afirmación?
En el hecho de que el ejército sirio ya ha descubierto en el pasado almacenes de armas químicas en manos de terroristas. Bashar Jafaari, representante sirio en la ONU, ha mostrado estos argumentos a las Naciones Unidas, pero evidentemente no ha sido escuchado.

 
La hermana Yola cree que podría ser también de gran ayuda para la verdad, que el Papa recibiera en audiencia a una delegación de religiosos y religiosas que hayan trabajado en Siria durante estos siete terribles años de guerra. “No necesariamente sirios como yo, sino también extranjeros, siempre que hayan estado aquí con cierta continuidad y, por lo tanto, puedan testimoniar lo que ocurrió y sigue ocurriendo…”
 
 ¿Por qué esta solicitud? El Papa Francisco ora por Siria y a menudo interviene por la causa de la paz.
El Papa siempre ha estado cerca de nosotros, lo sabemos bien. Todos recordamos su advertencia, en 2013, durante el Ángelus, cuando parecía que Estados Unidos estaba a punto de lanzar un ataque como el de Irak en 2003: "La guerra llama a la guerra, la violencia llama a la violencia". Le estamos agradecidos, todos los cristianos en Siria lo aman porque lo sienten como un hermano afectuoso. Y sabemos que siempre está muy bien informado de lo que le está pasando a nuestro pobre país. Pero necesitamos tenerlo con nosotros hasta el final de esta guerra. Por eso queremos transmitirle nuestros sentimientos y también nuestras experiencias, lo que hemos grabado con los ojos y el corazón, mezclándonos día a día con los fieles y con la gente común, los que más sufren por las decisiones tomadas en lugares lejanos, donde nada o casi nada se sabe de nuestros sufrimientos y nuestras esperanzas.
 
¿Cuál es el mayor temor de los cristianos en Siria?
Que el mundo, y Europa en particular, no ha aprendido nada de lo que ha ocurrido en Irak desde 2003. En ese país la presencia cristiana se ha reducido al mínimo, precisamente por proyectos políticos que no tienen nada que ver con las realidades de Oriente Medio.


 

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