"Sólo el amor basta y cuando amas de verdad, ya no hay dolor"

26 de enero de 2018

Pinceladas de cómo vive el Evangelio en Kenia un exmilitar que ahora es misionero.

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José Luis Mesa es un católico que se la juega y no teme hablar con palabras tiernas de su intimidad espiritual. Siempre ha sentido, dice, esa “llama encendida”. Pero no fue sino hasta hace unos meses que se entregó a vivir una experiencia misionera.

Este militar retirado ha dado el salto junto a las hermanas Filipenses en el proyecto que llevan a cabo en Machakos (Kenia) y comparte algunas pinceladas de su experiencia de Dios en el portal de la Arquidiócesis de Sevilla (España).
 
No hacía falta ser un héroe ni experto en cómo combatir la pobreza. Pero sí estar dispuesto a servir y aprender. En Kenia este misionero da clases de español e informática a las novicias y postulantes; acompaña a las religiosas en su misión, acogiendo a mujeres y niños en exclusión social y “también visitamos a las familias del barrio para conocer de primera mano las situaciones en las que se encuentran, y así poder ayudarles principalmente con becas de escolarización”.

Tiempo de gracia

Con esta experiencia, confiesa José Luis, está aprendiendo que “sólo el amor basta y que cuando amas de verdad, con autenticidad, hasta que duela, ya no hay dolor, sólo amor… Vivir esta misión -continúa- ha superado todas mis expectativas y este tiempo de gracia me ha hecho ver el rostro de Dios en tantos niños que sufren”.
 
Y es que la enfermedad y la injusticia azotan aquella zona de la tierra cada día, pero esto no acobarda a José Luis, sino que le ha ayudado a ver que allí “se vive con radicalidad el Evangelio”.
 
El ejemplo de nuestros hermanos africanos ha interpelado a este granadino que reconoce que “todo es gracia de Dios”, por eso, “sabiendo que somos depositarios de los talentos que Dios nos ha dado, sólo nos queda ponerlos al servicio de los demás”.

Gratitud a Dios por los dones

La misión no defrauda. José Luis lo sabe bien: “Es tan gratificante esta labor que animo a aquellos que tengan esta inquietud en su interior a que no duden en atreverse a dar ese gran paso, sabiendo que Dios premia tanta generosidad cuando se entrega a los demás”.
 
Mediante “la oración, la humildad y la penitencia”, José Luis exprime al máximo estos seis meses misioneros sabiendo que a su vuelta no será el mismo, que lo allí vivido le ha hecho descubrir que “los necesitados también somos nosotros, pues viviendo en la abundancia y con mejores condiciones, nos quejamos de todo y no sabemos apreciar lo que tenemos”.

 

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