Una mujer poseída por el demonio suplica que se nombren más sacerdotes exorcistas

20 de abril de 2018

Recibe exorcismos desde hace cinco años y compartió lo que está viviendo para motivar la solidaridad de los creyentes con quienes padecen estas agresiones extraordinarias de los demonios.

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Sandra, una mujer de 45 años que vive en una gran ciudad del norte de Italia, sufre desde hace años violentos dolores de cabeza, intolerancia a los objetos sagrados, entre otros signos. Su historia fue reporteada y publicada este 19 de abril por el conocido vaticanista Andrea Tornielli de diario 'La Stampa'. El periodista italiano cuenta que la mujer “desde hace cinco años, se somete regularmente a los exorcismos…”.
 
Después de mucho insistir –puntualiza Tornielli- la mujer estuvo dispuesta a contar su historia en la esperanza de que su testimonio sea de ayuda a otras personas.  “Yo todavía estoy atravesando el vado, me aferro a la cruz… Si se dan cuenta de que tienen un amigo con problemas espirituales, estén cerca de él. Es el amor lo que aleja al demonio, él no lo soporta, porque su oficio es dividir, crear odio. Quisiera que hubiera más sacerdotes exorcistas para seguirnos, escucharnos, ayudarnos”, declara Sandra según cita el periodista de La Stampa.

 

 
La primera vez que fue consciente de las extrañas manifestaciones estaba en misa y a medida que transcurría la celebración comenzaron fuertes dolores de cabeza y una sensación de inquietud insoportable, al punto que se vio forzada a dejar la iglesia y regresar a casa. Ningún examen clínico identificó la causa de sus males. Sólo las oraciones del exorcista logran aplacar su tormento.
 
La mujer relata que los demonios le atacan en particular los días de fiesta de guardar  del calendario litúrgico. Acude entonces a la iglesia, dice Sandra a Tornielli, “para recibir la eucaristía, porque me hace estar mejor. Aunque cuando la recibo en el paladar me quema, como si hubiera comido algo hirviente, recién salido del horno… Estoy luchando y no sé cuándo terminará. Quiero pedirlo a gritos: ¡ayúdennos!”.

 

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